Valladolid (España), abr (EFE).- Osasuna dio un paso de gigante en su lucha por la permanencia este domingo al vencer por 2-3 a un Real Valladolid que fue de menos a más y que, a pesar de su buena reacción en la segunda parte, no pudo lograr la remontada.
Se notó, y mucho, que era Domingo de Resurrección y que muchos aficionados lo estaban celebrando, porque el estadio presentaba una de las entradas más flojas de la temporada. Tampoco favorecía el horario ni la situación del Real Valladolid.
El entrenador del cuadro navarro, Vicente Moreno, repitió esquema y jugadores por tercera jornada consecutiva, pero se vio obligado a hacer el primer cambio en el minuto 5, debido a la lesión de Moncayola, al que sustituyó Ibáñez.
No impuso ninguna de las dos escuadras un ritmo intenso al juego, pero Osasuna tomó la iniciativa en el plano ofensivo y, sin apenas obstáculos, abrió el marcador en el minuto 9 gracias a un efectivo remate de Budimir tras un perfecto centro de Rubén García, que favoreció Machis con su inoperancia.
Un gol demasiado tempranero para un Real Valladolid que no mostraba competencia ni capacidad para crear peligro alguno, ante un rival muy cerrado en su área que, además, ofrecía una asociación y una unidad en la circulación del balón que le confería mucha seguridad.
El «deporte rey», en estos casos, perdía tal reconocimiento, ya que no había entrega ni velocidad ni emoción. Nada. La procesión parecía haberse trasladado al césped del José Zorrilla, en el que resultaba difícil ver tres pases consecutivos.
Osasuna jugaba a controlar el balón, tras la diana de Budimir, y el cuadro local, con toda la presión sobre él, aumentaba su frustración e impotencia con su incapacidad de romper la barrera visitante y salir de su campo. Ni un tiro a puerta en 35 minutos.
Con ese bagaje, era lógico que Osasuna ampliara su renta, con otro remate a placer de Rubén García tras una buena jugada de Areso que permitió a Aimar Oroz poner un centro lateral que halló al delantero rojillo sin marcaje, para que solo tuviera que empujar el balón al fondo de la red.
Otro encuentro que se le iba a hacer muy largo a un incapaz Real Valladolid. Juric y Chuki trataron de inquietar a Sergio Herrero, pero sus disparos salieron centrados y muy flojos, por lo que se llegó al descanso con el 0-2 favorable a los de Vicente Moreno.
El técnico del equipo local, Álvaro Rubio, hizo salir a Iván Sánchez y a Sylla en busca de más recursos ofensivos, con un cambio de esquema que permitiera poder crear más y lograr más llegadas al área rival.
Dicho y hecho. Los locales cambiaron el chip y eso se tradujo en una mayor entrega. Raúl Moro, tres minutos después de la reanudación, ganó a Boyomo en un uno contra uno para plantarse delante del meta visitante y batirle sin problemas.
El Real Valladolid recortaba las distancias y despertaba al público, que ya parecía resignado a vivir otra catástrofe absoluta. Pero duró poco la alegría en la casa del pobre, porque diez minutos después Latasa derribó a Catena dentro del área blanquivioleta.
Penalti absurdo y claro que se encargó de transformar Budimir para ampliar la renta de su equipo, en el mejor momento de los vallisoletanos, que no se vinieron abajo y dos minutos más tarde marcaron, también de penalti, para volver a minimizar la renta visitante. EFE