La relación arquitectura-medio ambiente obedece a una relación aún más profunda, la relación Hombre-Naturaleza.
Y una relación que debería ser complementaria se ha convertido por el mal manejo de los indicadores fundamentalmente económicos, en una relación contradictoria.
Las respuestas a la degradación del ambiente han sido múltiples: desde el desarrollo de tecnologías no contaminantes, hasta la conformación de movimientos ecologistas cuya bandera es la defensa, conservación y preservación del medio ambiente.
Estos movimientos ecologistas están integrados por personas de todas las disciplinas y niveles socioculturales, superando las diferencias ideológicas, en un esfuerzo conjunto por detener las modificaciones y alteraciones hechas por el hombre, en forma inconsciente e irracional, al medio físico natural.
En 1984 la UNET, celebró las Primeras Jornadas Científico – Técnicas, planteando el tema Arquitectura – Medio Ambiente, permitiendo analizar hasta qué punto influye el profesional de la arquitectura, como ser humano, en la degradación del medio ambiente. Fue un reto para poder dar a entender la necesidad simbiótica entre la Arquitectura y el Medio Ambiente, a fin de que se favorecieran mutuamente en su desarrollo.
Parecía absolutamente lógico comprender la necesidad de minimizar los efectos negativos que sobre el medio físico natural producimos a través del manejo de las variables físico-naturales: clima, dirección de los vientos, paisaje, vegetación existente, calidad de los suelos, topografía, drenajes naturales, siendo éstas las más corrientes y comunes, y no por ello, las más consideradas.
El papel como ser creador, transformador, más no mutilador de los elementos básicos, fundamentales que permiten un ambiente más agradable y humanamente vivible.
Y aquí quiero hacer una pausa. No es posible que luego de 34 años nuestra escuela, nuestro colegio, nuestra alcaldía, no hayan podido incidir de manera más directa y efectiva en el desarrollo de nuestra ciudad y las intervenciones que se han realizado desde entonces.
Cabría preguntarse, ¿Cómo ha sido el manejo de nuestras pendientes, la incorporación de mayor cantidad de áreas verdes para el desarrollo de parques, el respeto a nuestras quebradas y retiros?… y pare usted de contar. No hay, léase bien, no hay, mayor cantidad de áreas verdes por persona, en nuestra ciudad, desde esa fecha. Pero no solamente no ha habido incremento de esas áreas en los desarrollos de San Cristóbal, aprobados por la alcaldía, sino que no ha habido mantenimiento de los existentes. Revisemos nuestros parques y plazas y veamos en qué condiciones se encuentran. Pero vamos más allá; indaguemos en el manejo de la basura, de la cual solo somos responsables cada uno de nosotros, ya que somos quienes la generamos. Individual y colectivamente, como empresas, industrias, familias, comunidades; todos. Igual cantidad de áreas verdes con mayor cantidad de personas generando basura. Sin un esfuerzo sincero por parte de las instituciones responsables de su manejo. Nosotros la generamos, nosotros la manejamos. En mi hogar, en mi trabajo, en la calle, soy generador, pero también soy manipulador de la basura.
En la alcaldía tenemos autoridades recientes, elegidas democráticamente, ¿será que no les duele la ciudad? Tenemos una facultad, un gremio, familias, ¿será que no nos duele la ciudad?
No, no creo que no nos duela la ciudad. Es que simplemente no sabemos qué hacer. ¿Qué hacer? Quizás debamos finalmente reunirnos, analizar conceptualmente y ser propositivos. No vamos a ninguna parte sin tener base teórica, sin discusión y sin propuestas reales y efectivas. Estamos abrumados por la estupidización.
Julieta Cantos