Dos meses después de haber retomado la venta de gasolina, Nelly Martínez, habitante del departamento fronterizo de Norte de Santander, desapareció. La fecha exacta fue el 8 de octubre de 2018, en El Escobal, muy cerca del puente internacional Francisco de Paula Santander.

Desde ese instante, hasta la actualidad, Doris Martínez, hermana, es quien lidera el proceso de búsqueda. El próximo 8 octubre cumple siete años en una lucha que ha estado signada por la desesperación, la angustia y el dolor, pero también por la fe y solidaridad de otras madres y familiares que pasan por el mismo escenario. Pertenece al grupo Esperanza de Madres.

«Buscar a mi hermana ha sido como buscar una aguja en un pajar. Es muy díficil, nadie da información al respecto», enfatizó desde el parque Santander de Cúcuta. «Pareciera que la tierra se la hubiera tragado».

Al cumplirse cuatro años sin conocer de su paradero, rememora que lograron saber, por boca de algunas autoridades, que Nelly desapareció tras haber ayudado a la captura de una mujer que se desempeñaba como jefa de un grupo delincuencial. «Las mismas autoridades la echaron a bote», dijo.

«Mi mamá tiene 83 años y perdió la visión»

Doris Martínez indicó que su progenitora no está en las actividades que organiza el grupo Esperanza de Madres, debido a su avanzada edad, 83 años, y a que perdió la visión. «Por eso yo tomé el liderazgo en la búsqueda», reiteró.

«Mi hermana vendía gasolina y comida. Hacía de todo. Ella había dejado el negocio de la gasolina, pero la llamaron para que volviera y «no pasaron dos meses cuando desapareció».

Nelly es madre de dos jóvenes, una mujer de 24 años, que ya es profesional; y de un chico que aún cursa sus estudios universitarios. «Es abuela. Su nieta la está esperando, no la conoce», resaltó con un nudo en la garganta.

Es la menor de las mujeres de una grupo extenso de 12 hermanos. «En casa seguimos esperándola. Tenemos la fe de que está viva».

Jonathan Maldonado