“Tratamos simplemente de vivir un día a la vez sin beber. Solo por hoy”
Norma Pérez
Las incidencias del consumo no saludable de alcohol sobre la salud y seguridad del ser humano y los numerosos problemas que origina tanto en el individuo como en el núcleo familiar, fueron el tema que abordó la doctora Leidy Castellanos, durante la conferencia que dictó en el grupo Gratitud del municipio Junín.
La actividad formó parte de la programación para celebrar el 90 aniversario de la creación de la organización Alcohólicos Anónimos en el mundo, y contó con un nutrido público interesado en profundizar acerca de esta adicción.
“El trastorno puede ser leve, moderado o grave, y entre sus síntomas se incluyen ser incapaz de limitar la cantidad de alcohol que se bebe, dedicar mucho tiempo a beber, conseguirlo o tratar de recuperarse, no controlar las ganas de consumirlo, desatender las obligaciones, manejar en estado de ebriedad, entre otros”.
Entre las causas que la especialista enumeró figuran los factores genéticos, psicológicos, sociales y ambientales: “Con el paso del tiempo, el alcohol altera el funcionamiento normal de algunas áreas del cerebro asociadas con la experiencia del placer, el razonamiento y la capacidad de controlar la conducta”.

En cuanto a los factores de riesgo, explicó que aun cuando el consumo puede comenzar en la adolescencia, el trastorno se manifiesta entre los 20 y 40 años. Algunos factores son: El consumo constante en el tiempo, comenzar a edad temprana, antecedentes familiares, depresión y problemas de salud mental, antecedentes de trauma, aspectos sociales y culturales.
“Beber demasiado, a lo largo del tiempo puede causar enfermedades hepáticas, problemas digestivos, cardiacos, complicaciones vinculadas con la diabetes, la función sexual, la menstruación y neurológicas, defectos de nacimiento, problemas oculares, daños en los huesos, mayor riesgo de padecer cáncer y sistema inmune debilitado”.
Prevenir antes que lamentar
En lo que respecta a los adolescentes, la clave es una intervención temprana, mantenerlos bajo supervisión, estar alerta a cualquier cambio significativo, dar un buen ejemplo, dedicarles tiempo y participar activamente en su vida.
En cuanto a los adultos, buscar atención médica, hablar con un profesional de salud mental o asistencia en grupos de apoyo, como Alcohólicos Anónimos.
“La negación del problema es común. Por eso es fundamental escuchar a los familiares, amigos o colegas. Buscar ayuda. Conversar con alguien que haya tenido ese problema y se haya recuperado”.
Un aspecto que catalogó como prioritario es la intervención y el apoyo de las personas del núcleo familiar: “Si están preocupados por alguien que bebe demasiado, se debe pedir a un profesional experimentado en el tratamiento del alcoholismo, que los asesore para abordar a esa persona”.
Ayuda de AA
A manera de complemento de la exposición de la doctora Castellanos, un miembro de Alcohólicos Anónimos hizo referencia al funcionamiento de esta asociación sin fines de lucro, y la manera en que pueden contribuir con quienes padecen esta enfermedad:
“Tratamos simplemente de vivir un día a la vez sin beber. Solo por hoy. Si sentimos el deseo de consumir, decidimos dejar ese trago para mañana”.
La asesoría y el apoyo que brinda AA se encuentra a disposición de todos quienes la necesiten. Lo importante es dar el primer paso.