Néstor Melani Orozco
Bajó el jovencito, una mañana desde el páramo del Rosal, a la Ciudad de La Grita, porque los domingos se vestían las fiestas entre misas y el mercado. Así lo narró José Guerrero, quién fue reclutado por La Sagrada del General Gómez. Llevado al cuartel de San Cristóbal. Y ya recluta, vestido de soldado forma en el ejército de carabineros.
Pero una mañana de revistas del General Eustoquio Gómez vio al muchacho de La Grita, ordenándole al comandante del regimiento de llevárselo a su casa para que le sirviera de apoyo y que cuidara los gallos de pelea. Cosa que José Guerrero sirvió con lealtad y se hizo testigo de tantos hechos y acontecimientos de la dictadura de los señores amos de La Mulera. Pasando los años y viviendo los gritos desde el pueblo. Un día de aquel diciembre de 1935 falleció el presidente de la República, General Juan Vicente Gómez, y de revueltas hicieron abrir los sentimientos… El dichoso General Eustaquio como era su verdadero nombre y no «Eustoquio», ya poseedor de ser primo del mandatario muerto, decidió marchar a Caracas para recibir o posesionarse de la presidencia de la República. Pero antes de su viaje ordenó al capitán Maximiliano Umaña, de Seboruco, más la compañía de un regimiento de soldados llevar su caja fuerte a la capital… De quien él los esperaría en el Palacio de Miraflores.
Entonces la marcha de la caravana con la caja fuerte se hizo viajera para en veinticinco días muy largos llegar a la ciudad. Esto desconectó a los soldados de noticias y acontecimientos. Más del dichoso General. Al llegar a la capital un regimiento los recibe y ya el general Isaías Medina Angarita era comandante de la guarnición central de la capital del país y el General Eleazar López Contreras era nombrado presidente interino, mas Eustaquio Gómez había sido asesinado… A José el soldado Guerrero lo confundieron entre los cuarteles, ya no cantaron más los gallos y la Caja Fuerte la mandó guardar Medina Angarita en su despacho.
-Lo Dijo el Griteño- entre sus recuerdos! …José, el soldado Guerrero tiempo después fue licenciado de baja y se instaló en la ciudad de Los Teques. Siempre sabiendo del tesoro de Eustaquio Gómez y el silencio de los leales, la muerte del Benemérito y los pecados desde la prisión a Juan Pablo Peñaloza junto al poeta Andrés Eloy Blanco. Como de los ricos a costillas de terratenientes. Y del sudor del pueblo… Muchos años cruzaron y José Guerrero hizo muchos trabajos: De albañil, carpintero, portero y de gendarme municipal… Un día se casó con una sobrina nieta del Dr. José Gil Fortoul, el ilustre asesor del General muerto. Haciéndose a una familia. De dichas, amor verdadero; lágrimas y sueños.
Ya muy anciano volvió a La Grita y con sus eternidades nos narró aquella historia de la «Caja Fuerte del General Eustaquio Gómez» entre alhajas y los secretos de una leyenda que se quedó en el soldado del páramo… Donde siempre afirmó que Isaías Medina se convirtió en ser el dueño de la posesión del tesoro de Eustoquio Gómez entre las espuelas y los documentos. Entre la cadena de doña Hermeregilda Chacón, regalo del viejo Cornelio Gómez. Fue oír al viejo andino en sus memorias de soldado de los Andes… Donde los secretos se borraron detrás de las ventanas del tiempo… Y de hechos ocultos fueron otros los beneficiarios del secreto guardado en la Caja Fuerte del hombre que quiso seguir mandatario después de la muerte de su primo, el dictador.
Hubo olor a alcanfor y de miel las abejas desfilaron aquella historia de los tiempos dolorosos de la otra nación revestida de tesoros. Con la Gracia bendita de la «Caja Fuerte»… y los Gallos del Palenque.
*Artista Nacional. *Maestro Honorario. *Doctor en Arte. *Cronista de La Grita.