Cultura
Vacaciones con propósito: Fe y Alegría impulsa el arte y la educación en comunidad del Táchira
jueves 21 agosto, 2025
Por Rosalinda Hernández
Con tardes llenas de alegría, juegos y actividades creativas como la elaboración de postres, panadería y manualidades, el Instituto Fe y Alegría Capacita, seccional Táchira, desarrolló entre el 10 y el 14 de agosto un mini plan vacacional que reunió a más de una decena de niños y niñas de entre 7 y 13 años en las instalaciones del Colegio de Ingenieros.
La iniciativa, enmarcada dentro de la planificación mensual de Fe y Alegría en la región, fue coordinada por Marilyn Hernández, responsable del centro Rubén Darío Mora. El objetivo: ofrecer espacios de esparcimiento y aprendizaje donde los participantes pudieran adquirir conocimientos prácticos que luego puedan compartir y continuar desarrollando en familia.
Un joven instructor que inspira

Uno de los momentos más memorables del vacacional fue el taller guiado por Israel David Daza Pabón, un joven de 11 años recién ingresado al primer año de secundaria en el Colegio Parroquial Nuestra Señora del Carmen de San Cristóbal. Israel se convirtió en un referente de creatividad y generosidad gracias a su habilidad con el crochet y su forma empática de enseñar.
“Me invitaron porque la profesora Marilyn conoce a mi mamá y vio que yo sabía tejer, hacer puntos, cadenetas y muñequitos. Ella habló con mi mamá para que yo pudiera venir y enseñarles a los otros niños”, cuenta Israel con naturalidad.
Durante el taller, su meta fue enseñar a crear un amigurumi en forma de chigüire. Pero antes de llegar a ese nivel, guió con paciencia a sus compañeros en los primeros pasos: cadenetas, puntos bajos y práctica constante. “Algunos ya agarraron la técnica, otros todavía están en los nuditos, pero van poco a poco. Cada quien aprende a su ritmo”, explica.
Autodidacta y emprendedor

Lo más sorprendente es que Israel aprendió por sí mismo, viendo tutoriales en internet. “Busqué cómo tejer a crochet, compramos la aguja y también mi abuela me prestó una. Seguí los pasos que explicaba la señora del video de YouTube y así fui aprendiendo. El primer muñeco que hice fue una ballenita”, recuerda con orgullo.
Desde diciembre de 2024, su dedicación ha dado frutos. No solo ha perfeccionado su técnica, sino que ha convertido su arte en una pequeña fuente de ingresos. “Hago los muñequitos y los vendo. A veces los ofrezco en el colegio, otras veces amigas de mi abuela me hacen pedidos. Hace poco me encargaron uno desde Caracas”, comenta.
Tejer como herramienta de aprendizaje
Más allá del emprendimiento, Israel reconoce que el tejido ha impactado positivamente en su concentración y desempeño escolar. “El año pasado me costaba mucho la matemática y me quedaba dormido en clase. Ahora entiendo más lo que me explican. Creo que tejer me ha ayudado a concentrarme mejor”, afirma.
Su recomendación para otros niños es clara: “que intenten tejer. Primero aprender cadenetas y puntos bajos. La idea es que puedan hacer un chigüire o cualquier muñequito que les guste. Si les llama la atención, van a seguir practicando en casa. Yo les puedo mandar un video con lo básico para que continúen.”
Sembrando esperanza desde el arte y la educación
La historia de Israel es una muestra del poder transformador del arte, la educación y la confianza en el desarrollo de habilidades. Desde Fe y Alegría Táchira, están convencidos de que su plan vacacional va más allá de enseñar técnicas: cultiva talentos, fortalece vínculos y siembra esperanza.