Opinión
Pasión por La Vida… Hipocresía
lunes 22 septiembre, 2025
Julieta Cantos
Hablar de religión es difícil. Se tiende a asumir posiciones extremas. Lo cierto es que vista desde una posición objetiva, he observado que se puede llegar a parámetros de consenso. Una persona religiosa formada en los preceptos de su religión, debería compartir con cualquier otra -independientemente de su inclinación- ciertos indicadores: Ser amoroso y bondadoso para con los otros, convocar la solidaridad, ser respetuoso hacia los demás como seres humanos que son creados por quien veneran. Cuando se es extremo es cuando se incorporan elementos de opresión, violencia, degradación, exclusión, etc. Esto normalmente sucede cuando se anteponen los intereses propios, ya sean económicos, políticos… de poder. Sí, porque aunque parezca contradictorio con sus “preceptos”, estos son sometidos a los intereses y los envuelven para ser justificados. O sea que casi concluyo que los preceptos originales y puros son usados para un fin propio que no tiene nada que ver con el origen.
Y es entonces cuando aparece la hipocresía… la cual se hace tan evidente. Se utiliza la fuerza de las creencias religiosas para convocar guerra, intervenciones y todas las otras que ya conocemos para justificar lo que se convoca. Se transmiten imágenes ante un reclinatorio, rezando, pidiendo no precisamente por lo que la humanidad necesita, o el país, o tu comunidad, o tu familia. En última instancia lo que dictaría el amor, la bondad y el respeto.
Los más neutros declaran que ya está bien de usar excusas de guerras e intervenciones y que se deben hacer propuestas… los demás… no ellos. Existen según las constituciones de cada país, los organismos e instituciones para ser funcionales e implementar la institucionalidad… Pero no se respetan esos espacios. Coincidencias… En fin, esto es lo que percibo a nivel global, continental, local. Y justamente aterrizando en lo local, lo cual me encanta, porque es donde puedo hablar y conectar en forma directa con la gente de mi comunidad, resulta que me encuentro lo mismo. Lo cierto es que me concentro en las observaciones coincidentes sobre los problemas existentes presentes en nuestro espacio geográfico y sus posibles soluciones. Empecemos…
Ya es casi un grito de guerra el desorden económico que significan las transacciones cambiarias, afectando al productor y al comerciante honesto, a los que no tienen dólares, y por supuesto al bolívar, que es la moneda en que se reciben las pensiones y los bonos entre otros; fortaleciéndose usureros, agiotistas, y especuladores. No entiende uno en base a qué preceptos religiosos estos últimos fueron educados. Se vienen barajando alternativas desde hace mucho tiempo. Se ha hablado de casas de cambio regidas por los parámetros del BCV, aún en espera de su implementación, a la cual deberían agregar que su ubicación sea de fácil accesibilidad para todos con reglas claras. Esto es fundamental en una zona como la nuestra que no solamente es fronteriza, sino que se destaca por ser la frontera viva con mayor dinamismo del país. Se leen y escuchan declaraciones, entre ellas, las del presidente de la Cámara de Comercio e Industria del Táchira, Yionnel Contreras, quién exhorta a comerciantes, empresarios e industriales a respetar las tasas oficiales del Banco Central de Venezuela. En el caso específico de los productos nacionales de la cesta básica, la mayoría de los productos comercializados en el estado Táchira son venezolanos provenientes del interior del país, los cuales son comprados y pagados en bolívares, por lo que no se justifica cambiar de bolívares a pesos y luego a dólares paralelos, para finalmente cambiarlos a bolívares de nuevo. Enfatiza Contreras que la función del empresario es el comercio, no ser cambistas. El problema es que el peso como moneda es el que está haciendo daño. ¿Por qué? Por ser zona fronteriza con Colombia, por los especuladores, y por no existir una tasa oficial del BCV con relación al peso que regule las transacciones, como si la hay para el dólar y el euro. Mi preocupación, va más allá de este día a día expuesto por la población honesta mayoritaria del Táchira… Esta preocupación va vinculada a un proyecto anhelado por nuestra región desde hace mucho tiempo, y que parece que cada día se está concretando más: la Zona Económica Especial. Si no se ataca este problema cambiario y se generan soluciones antes de la implementación de la ZEE, este proyecto puede colapsar.
Los pasos que se vienen dando desde ambas naciones: Colombia y Venezuela, se perciben como serios, realizándose encuentros binacionales como el más reciente realizado en San Cristóbal, entre gremios empresariales de ambos países, a fin de definir estrategias para incrementar el intercambio comercial.
Cuesta entender como al lado de tantas iniciativas y puntos de encuentro, prevalezcan los inescrupulosos…Yo, por lo pronto, cierro con Serrat:
“Hay que tener un poco de cojones, o quizá muchas ganas de vivir para no dejar que te mate una amenaza; yo tengo muchas ganas de vivir, de beber hasta la última gota de vida que tenga, pero beberla así, con felicidad, en la mayor plenitud posible. La violencia es una flor que hemos cultivado… Tenemos que poner en el jardín cultura, arte, música, tecnología y sobre todo, amor. Eso seca sin duda a la violencia”.
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