Opinión
Repelencias 583
sábado 27 septiembre, 2025
Carlos Orozco Carrero
Levitaba sobre su propio cuerpo a altas horas de la noche. Desde las alturas del cerro El Bolón podía divisar cualquier acontecimiento sin estar presente ante sus coterráneos. Posaba sobre una enorme piedra que cubría una gruta y sostenía la cruz bendita donde guardaba un libro con páginas amarillentas que le servían para sus conjuros extraordinarios. También escondía allí una ganzúa que le permitía abrir el candado de la capilla bendita para protegerse de frio que le helaba los huesos. Desde esa altura apreciaba las luces de algunas comarcas que bordeaban el rio Negro que viene de Mérida. Era testigo de lo que pasaba en cada aldea. Parece que toda la magia blanca se acabó con la presencia de tantos senderistas que dejaron lejos de sus mentes la auténtica figura de un ser bondadoso. Seguramente un día lejano algún cronista de Cantarranas encontrará en las profundidades de un viejo periódico la increíble historia del hombre que se paseaba entre serranías y nubes elevadas para proteger a sus paisanos de tantos espíritus malsanos.
Por los caminos de Guaraque se escucharon disparos que llamaron la atención de unos amigos que buscaban ramas de brusca para venderle al yerbatero del pueblo. Se escondieron para no ser vistos y vieron a un jinete que acomodaba una moneda grande de plata dentro del tronco de un viejo samán. Ajustó la moneda con una piedra y se dispuso, revolver en mano, a disparar buscando puntería sobre el brioso caballo que montaba. Tenía que atinar perfectamente para cuando se encontrara con el manco Marcelo “pencas” poder matarlo de un tiro en la cabeza y no dejarlo que sacara el puñal de plata rezado en cruz que tenía desde que era niño. Había que madrugarle antes que el “pencas” moviera su muñeca y dejara el cuchillo descansar dentro de cualquier cuerpo retador. Todos conocían su fiereza por esos senderos de Dios. Con decir que hasta Vicente Hernández Torres le dedicó un corrido campesino en su recuerdo. En cada esquina una historia.
Ahora se aprobó un reglamento en el béisbol de Las Grandes Ligas para aplicarlo en la próxima temporada 2026. La cuestión tiene que ver con la actuación de los ompayitas a la hora de cantar bolas y strikes y que presentan tantas fallas a la hora de decidirse un juego de pelota. El lanzador, el bateador y el receptor son los únicos que pueden apelar a la apreciación de los jueces con tocarse dos veces su cabeza. Lo que llaman el cuadrito y seguramente tendremos penalización a los jefes de juego al revertir sus cantos. ¡¡Suelta es bola, cascarita!!
Llegó a viejo sin decirle nada a la maestra de la escuela, dejando que su amor se fuera extinguiendo con el paso de los años, mientras las manifestaciones de la edad empujaron al cielo los sentimientos más hermosos que un ser humano pudiera sentir hacia una dama. Siempre la miró desde que era una muchachita en el pueblo. Desde que caminaba por la plaza durante la retreta de los domingos. Desde las algarabías de nochebuena y fin de año, noche que esperaba cerca de la casa de ella para aprovechar y abrazarla con un feliz año discreto al oído. Llegó a vieja ella también y nunca supo que él la bendecía todas las noches antes de acostarse.