Regional
Peregrinar desde Isnotú a San Cristóbal, un acto de fe
sábado 27 septiembre, 2025
“Más allá de la religiosidad, en el doctor José Gregorio Hernández vemos la figura de un médico, profesor, escritor y filántropo, porque santos podemos ser todos”, reflexionó Paredes
La devoción del trujillano Yeyson Paredes por el doctor José Gregorio Hernández no comenzó con el primer paso de su peregrinación por los Andes. Al contrario, es un sueño de niño inculcado por su abuela. La señora deseaba ver en vida la canonización del médico de los pobres, no obstante falleció hace diez años, y su nieto heredó su deseo.
En las inmediaciones de la emergencia del Seguro Social, el Santuario Diocesano beato José Gregorio Hernández, en San Cristóbal, fue el punto de llegada de Yeyson Paredes. Contrario a lo pensado, caminó hasta el templo en la quietud de la madrugada. Se detuvo frente a la edificación de techo a dos aguas, fachada de ladrillo y teja de terracota. No era el mismo joven de 28 años que partió el 10 de agosto desde Isnotú, estado Trujillo. Los 45 días de recorrido a pie se reflejaban en su figura: Un joven exhausto, 17 kilos más liviano.
De acuerdo con lo narrado por Paredes, él visito el hospital y la capilla en ese silencio cómplice de la madrugada. Abrazado a la imagen del próximo santo y con el recuerdo de su abuela en mente, el cansancio físico dio paso a la emoción, ya había cumplido su meta: Llevar la devoción a cada pueblo del Táchira, Mérida y Trujillo.
— Una peregrinación tiene su parte bonita, en la cual todo el mundo está presente. Pero también vives momentos de soledad, solamente tú sabes cómo te sientes. Acá estuve sentado temprano en la mañana, desahogué todos mis sentimientos, pude gritar y llorar por las situaciones angustiantes vividas a lo largo de la travesía— relató, con tono emocionado.
Un legado familiar de ejemplo y fe
En la figura del doctor José Gregorio, Yeyson veía reflejado el amor, los valores y el ejemplo de la persona que más admira en su vida: Lourdes Paredes, su abuela. La señora se encargó de inculcarle la devoción desde niño. Cuando se enfermaba y lo cuidaba o tenía preocupaciones y le pedía consejos, siempre le decía lo mismo: “Hijo, oré y él intercederá por usted”. La devoción de Yeyson tomó aún más sentido cuando su abuela se enfermó.
—Cuando estaba a punto de ser derrotada por el cáncer, ella mantuvo su fe y certeza de encomendarse a Dios y al doctor José Gregorio. Yo le prometí algún día ver juntos la canonización de nuestro santo— recordó con la voz un poco quebrada.
La señora Lourdes Paredes falleció hace diez años, pero su nieto mantiene la promesa de ambos viva. Tal vez no este físicamente con él, para ver la santificación del primer venezolano en ser elevado a los altares. No obstante, el peregrino tiene una certeza: desde el cielo ella lo cuida y acompaña en su camino.
45 días de transformación
—Yo originalmente inicié esta peregrinación con el propósito de recaudar los fondos necesarios para estar presente en la misa de canonización de José Gregorio en el Vaticano. Mi mentalidad cambió con cada experiencia vivida en la travesía. Ya si logro llegar al Vaticano, se lo dejo a la voluntad de Dios.
El próximo santo venezolano fue conocido por ser un médico de las calles y de su gente. Precisamente ese era el mensaje que deseaba transmitir Yeyson Paredes. Por esta razón, tomó como nuevo objetivo llevar el legado de José Gregorio Hernández directo a los hogares andinos. Desde Isnotú hasta San Cristóbal, su caminata se convirtió en un acto de fe y devoción viva.
Caminó con la figura del médico firme entre sus brazos por cada hospital, barrio, comunidad, pueblo y ciudad. La imagen es una escultura mediana de José Gregorio vestido con su traje negro. En ciertas zonas se nota el desgaste producido por los miles de devotos que tocaban con devoción la escultura, cuando se encontraban con él.
— Muchas personas me ofrecieron cantidades inimaginables de dinero, para comprarla y alejarla de mis brazos. Es sólo una imagen de yeso, pero para mí se convirtió en una reliquia muy especial, le pondré una plaquita y la guardaré para dárselas a mis futuros hijos.
Cada día fue una lección de vida, desde el encuentro con devotos delicados de salud hasta momentos de sacrificio, en los cuales el agotamiento y la deshidratación le hacían detenerse para ser atendido.
En algunos pueblos se tardaba hasta dos días, porque la gente no lo dejaba partir. Los dueños de hoteles le daban posada y los feligreses le prestaban sus casas. Todas las personas encontraban en él una figura de paz, amor y fe, de la cual no querían despedirse.
Aunque en cada parada él escuchaba miles de historias y se llevaba enseñanzas nuevas, Henry Paredes quedó grabado en sus recuerdos. Fue un joven de 25 años quien padecía de cáncer en etapa terminal. Ambos hablaron como si fueran amigos de toda la vida. A los dos días, Henry falleció, dejándole un mensaje: La vida puede terminar en cualquier momento, por eso se debe disfrutar cada minuto y, sobre todo, no perder esos momentos tan especiales con la familia y amigos.
“La escritura es la memoria de la eternidad”
A las tres de la tarde del jueves 25 de septiembre, los feligreses y la prensa lo recibieron en su meta: El Santuario Diocesano Beato José Gregorio Hernández, en San Cristóbal. Nadie sabía que él ya había estado en ese lugar durante la madrugada, era un secreto guardado en su corazón.
Niños se acercaron a él para abrazarlo y tocar la imagen del próximo santo. Yeyson entró por la puerta principal y caminó hasta el altar mayor de la mano de José Ángel Chacón, un niño al cual el doctor José Gregorio le concedió un milagro y lo sacó con bien de una cirugía de alta complejidad.
Diagonal al altar, se encuentra el relicario con el fragmento del hueso del doctor José Gregorio. Allí dejó por un momento la imagen del médico de los pobres, la cual lo acompañó a lo largo de todo el camino y seguirá con él toda su vida. En ese momento terminó su peregrinación, a los pies del relicario.
“Una de mis pasiones es escribir, porque para mí la escritura es la memoria de la eternidad. Hace cinco años cuando comencé a planificar el proyecto de José Gregorio, yo comencé a escribir el verdadero motivo de mi fe”, destacó Yeyson Paredes.
Los periodistas y las personas le preguntaban por sus anécdotas. Respondía sin entrar en detalles porque todas aquellas historias serán escritas por él en un libro, como una forma de agradecimiento a su abuela y al próximo santo. (Mariangel Suárez/Pasante ULA)