Opinión
Decisión humana y la voz del Espíritu Santo en el propósito de vida
domingo 5 octubre, 2025
Pedro Morales
Humilde suplica de sabiduría al Espíritu Santo
¡Espíritu Santo de Dios, aquí estoy! Postrado y rendido ante Ti y ante el Santísimo Sacramento. En esta hora de profunda intimidad, te ofrezco no solo mi trabajo, sino el peso y la esperanza de mi vocación docente.
Siento en mi corazón la inmensa responsabilidad de guiar a las almas jóvenes. Sé que solo mi humilde intelecto no es suficiente, que mis fuerzas se agotan. Por eso, mi alma clama por el Don que es un sostén fundamental: la Palabra de Sabiduría.
¡Oh, Sabiduría Divina, ven y sé mi única guía! Te ruego con fervor que fluyas a través de mí.
Que cada palabra, cada consejo y cada decisión que tome en mi universidad no sea mía, sino Tuya. Permite que pueda mirar a mis estudiantes con Tus propios ojos; que pueda discernir sus silencios y sus heridas, y ofrecerles una dirección que sane y libere sus espíritus.
No quiero solo ser un facilitador de conocimiento; quiero ser un puente de Tu Verdad.
Sin esta Sabiduría, soy solo ruido. Con ella, puedo ser un instrumento de Luz en la oscuridad del mundo…Tómame, Espíritu Santo, y haz que mi docencia sea un acto de amor y Tu más pura Sabiduría. Amén.
Introducción
En todas las épocas, la humanidad se ha preguntado por el sentido de la vida. ¿Por qué existimos? ¿Qué nos impulsa a levantarnos cada mañana y a perseverar incluso frente a la adversidad? La búsqueda de propósito ha sido abordada desde múltiples perspectivas: algunos encuentran sentido en la trascendencia espiritual, otros lo construyen a partir de sus valores y compromisos humanos. Este artículo explora dos caminos: el propósito laico, que surge de la libertad personal y la responsabilidad ética, y el propósito espiritual cristiano, guiado por la voz viva del Espíritu Santo. Ambos ofrecen rutas profundas hacia una vida plena y significativa.
El propósito desde la perspectiva laica
Vivir con propósito, desde una perspectiva laica, implica tomar la decisión consciente de orientar la energía y las acciones hacia aquello que se considera valioso y significativo, más allá de las necesidades inmediatas. Se trata de la convicción de que la vida tiene un “por qué” que impulsa cada día, aunque ese sentido no provenga de una autoridad sobrenatural, sino de la propia reflexión, de los valores personales y del compromiso con el mundo.
1. La búsqueda interior del propósito
Autocreación de significado
En el ámbito laico, el sentido de la vida no está predeterminado por una autoridad divina ni por dogmas religiosos. Por el contrario, cada persona, a través de la reflexión y la experiencia, crea y redefine su propio propósito. Esta creación de significado es un acto de libertad y responsabilidad: surgen preguntas como “¿Para qué estoy aquí, en este momento y con mis habilidades?” y se construye una respuesta personal y dinámica.
- Brújula, no destino: El propósito laico funciona como una brújula que orienta tus decisiones y te ayuda a enfocar tus recursos (tiempo, energía, dinero) en lo que realmente importa para ti. No es un destino fijo, sino una dirección que se ajusta conforme creces y cambias.
- Valores como motor: Tus valores personales —justicia, belleza, familia, conocimiento, compasión, cuidado del medio ambiente— son la base sobre la que construyes tu propósito. De este modo, en contextos seculares, estos valores impulsan la definición de metas y la toma de decisiones éticas.
De hecho, la psicología confirma que quienes desarrollan un propósito alineado con sus valores experimentan mayor bienestar, resiliencia y satisfacción vital, independientemente de sus creencias religiosas.
2. Contribución y conexión con los demás
Más allá de uno mismo
El propósito laico más profundo surge en la intersección entre los talentos personales y las necesidades del mundo. En otras palabras, consiste en utilizar las propias habilidades y pasiones para mejorar algo o ayudar a alguien, trascendiendo el interés puramente personal.
- Impacto positivo: Una vida con propósito deja huella en otras personas, en la comunidad o en el mundo. Esto puede manifestarse en educar, crear, sanar, construir, defender derechos humanos, o simplemente ser un buen amigo y ciudadano ético.
- La finitud que intensifica: Para el laico, la vida es finita. La conciencia de la temporalidad no resta valor, sino que lo intensifica: cada día y cada esfuerzo cuentan el doble, porque son irrepetibles. El propósito es la forma de dejar una huella significativa, de construir un legado que trascienda tu propia existencia, aunque sea solo en la memoria o el impacto de tus acciones.
Por ello, la psicología y filosofía contemporáneas coinciden: contribuir al bienestar de otros y de la sociedad es una de las fuentes más poderosas de sentido y satisfacción personal, incluso en ausencia de creencias religiosas.
3. Esfuerzo dirigido a través de la motivación y resiliencia
Fuente interna de energía
El propósito laico funciona como una poderosa fuente de motivación interna (intrínseca) y resiliencia. A diferencia de la motivación basada en recompensas externas o en la promesa de una vida tras la muerte, la satisfacción proviene de vivir en coherencia con tus valores y metas.
- Perseverancia en la adversidad: El “para qué” te ayuda a soportar el “cómo”. Cuando enfrentas dificultades, recordar tu propósito te da fuerza para seguir adelante.
- Crecimiento y aprendizaje: El propósito te impulsa a crecer, a aprender y a desarrollar nuevas habilidades, porque lograr tus metas requiere adaptación y superación constante.
- Integridad y coherencia: Vivir con propósito te brinda integridad, porque hay coherencia entre lo que piensas, dices y haces. Esto refuerza tu autoestima y tu bienestar psicológico.
Por lo tanto, la motivación intrínseca es clave para mantener el compromiso con un propósito a largo plazo, especialmente cuando es autoelegido y alineado con los propios valores.
En resumen:
Vivir con propósito, desde la perspectiva laica, implica usar la única y finita vida para realizar aquello que realmente importa y que, al mismo tiempo, beneficia a los demás. Así, el sentido no requiere un mandato divino: se construye a partir de los propios valores, relaciones y contribución al mundo. Lejos de disminuirlo, la conciencia de la finitud de la vida no disminuye el sentido, sino que lo intensifica, motivando a dejar una huella significativa aquí y ahora.
El Propósito Espiritual: Vivir Guiados por la Voz del Espíritu Santo
Desde la perspectiva espiritual cristiana, vivir con propósito implica reconocer que no estamos solos en la búsqueda de sentido. La voz del Espíritu Santo está siempre presente, dispuesta a guiarnos y acompañarnos en nuestra vida cotidiana. Él es nuestro guía fiel, ayudándonos a descubrir el propósito que Dios tiene para cada uno de nosotros.
1. La voz del Espíritu Santo: presencia y amistad
El Espíritu Santo no es una fuerza distante, sino una presencia íntima y constante. Es amigo y guía, que permanece a nuestro lado tanto en la alegría como en la dificultad, deseando siempre lo mejor para nosotros. Su voz, aunque suave, es persistente y nos conduce hacia el bien, el amor y la plenitud de vida que Dios anhela para nosotros.
2. Discernir la voz en medio del ruido
En un mundo lleno de distracciones y voces contradictorias, discernir la voz del Espíritu Santo puede ser desafiante. Sin embargo, mediante la Adoración Eucarística en Postración, la oración, la lectura de la Palabra de Dios y la vida sacramental, aprendemos a distinguir esa voz interior que nos llama a la verdad, la paz y la justicia. Como señaló el Papa Francisco, el Espíritu Santo “hace nuevas todas las cosas” y nos fortalece para seguir adelante, incluso en los momentos difíciles.
3. Experimentar la guía en lo profundo del ser
No se trata solo de escuchar, sino de experimentar personalmente la guía del Espíritu Santo en lo más profundo del ser. Cuando abrimos el corazón y nos dejamos conducir, descubrimos que Dios tiene un propósito único para cada uno. Esta experiencia transforma la vida, brindando dirección clara y una paz que el mundo no puede ofrecer.
4. Escuchar y seguir en el camino de la transformación
Escuchar la voz de Dios es el primer paso, pero la verdadera transformación ocurre cuando seguimos su dirección. El Espíritu Santo nos impulsa a actuar, a salir de nuestra zona de confort y a vivir según el Evangelio. Nos invita a ser testigos del amor de Dios en el mundo, servir a los demás y construir una vida que refleje la bondad y la misericordia divina.
5. Hacia el propósito de Dios
El Espíritu Santo siempre nos guía hacia el bien y el propósito que Dios tiene para nosotros. Este propósito no es solo personal, sino también comunitario: estamos llamados a contribuir al Reino de Dios, a ser instrumentos de paz, justicia y esperanza para los demás. Así, nuestra vida adquiere un sentido profundo y trascendente, enraizado en el amor y en la misión que Dios nos confía.
En resumen:
Vivir con propósito espiritual es abrirse a la acción del Espíritu Santo, aprender a escuchar su voz y tener la valentía de seguir su guía. Es confiar en el plan de Dios y permitir que su Espíritu nos transforme, llevándonos a una vida plena, significativa y al servicio del bien común.
Conclusión
El propósito es esa fuerza interior que nos orienta, nos fortalece y nos impulsa a dar lo mejor de nosotros mismos. Tanto desde la libertad y responsabilidad laica, como desde la fe y la guía del Espíritu Santo, descubrir y abrazar un propósito nos invita a una vida más auténtica, profunda y significativa.
La gran pregunta es: ¿desde qué lugar eliges construir el sentido de tu vida? Sea desde la reflexión personal y el compromiso ético, o desde la apertura a la trascendencia y a la voz de Dios, lo esencial es vivir con intención, dejar huella y contribuir al bien de los demás. Porque, al final, una vida con propósito es la mayor de las riquezas.
Nota final
Se invita cordialmente a todos los lectores interesados en profundizar sobre el discernimiento del propósito de vida y la guía del Espíritu Santo a participar en el seminario “Decisión humana y voz del Espíritu Santo en el propósito de vida”.
El seminario se realizará en modalidad presencial y virtual.
La participación es totalmente gratuita.
Para más información, por favor comuníquese al contacto proporcionado.
¡Al final, el Inmaculado Corazón de la Santísima Virgen María triunfará!
Algunas referencias
Frankl, V. E. (2015). El hombre en busca de sentido. Herder.
Juan Pablo II. (2000). Dominum et vivificantem: Sobre el Espíritu Santo en la vida de la Iglesia y del mundo. Libreria Editrice Vaticana.
Morales, P. (2015, septiembre 28). Refugio en el temblor: espiritualidad y valores en situaciones extremas. La Nación. https://lanacionweb.com/opinion/refugio-en-el-temblor-espiritualidad-y-valores-en-situaciones-extremas/
Steger, M. F. (2012). Making meaning in life. Psychological Inquiry, 23(4), 381–385.
Misión Eucarística para la liberación espiritual “Salve María Auxiliadora, economía de la salvación y de la felicidad verdadera”.
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