Opinión
El despertar de la consciencia … ante la inconsciencia
lunes 13 octubre, 2025
Julieta Cantos
Durante más de 60 años, en América Latina hemos sido influenciados a través de los medios, fundamentalmente por la televisión y la prensa, con los valores norteamericanos sobre el “american way of life”. Son esas infiltraciones que se realizan de a poquito, de manera indirecta desde lo interno del hogar y los espacios de trabajo, y que se van extendiendo -según la época- a películas y, más recientemente, a sitios web y redes sociales, fomentando la violencia, la ridiculización, desvirtuando realidades y verdades.
Se establecieron bases militares en muchos de los países latinoamericanos, y la Escuela de las Américas era el organismo encargado de entrenar a las fuerzas armadas militares en contrainsurgencia, torturas, asesinatos y represión política en toda América Latina, lo cual fue ampliamente documentado institucionalizando la violencia, sobre todo en las dictaduras de Chile y Argentina y en los países andinos de Perú, Bolivia y Colombia.
El primer presidente negro de EEUU, se convirtió ante lo que parecía ser el gran salto de la democracia en el país del Norte, en una decepción. Al asumir el poder prometió poner fin a las guerras heredadas de Bush. Sin embargo lo que hizo fue dejar un legado de ocho años de guerra continua en Irak, Afganistán, Libia, Pakistán, Somalia y Yemen. Vendió esperanzas, pero la realidad fue el incremento en el envío de soldados. A pesar de ello, recibió el premio Nobel de la Paz. Adicionalmente declaró gratuitamente a Venezuela como amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional de EEUU, ratificando que el objetivo es su supervivencia al fortalecer la economía de guerra, la asignación de contratos de reconstrucción, la apropiación de recursos de los otros y la interferencia eterna.
Desde los Estados Unidos se fomentó, durante muchos años, la Agencia para el Desarrollo como una herramienta de política exterior, enmascarando su verdadero rol: Promover los intereses geopolíticos de Estados Unidos promoviendo las operaciones de desestabilización a gobiernos no afines a USA, hecho también ampliamente documentado. Uno de sus últimos usos fue el financiamiento a los partidos de oposición en Venezuela. Su suspensión reciente se debe fundamentalmente a la falta de rendición de cuentas y resultados.
Todo este escenario es la conformación de las guerras blandas que van preparando el escenario para invasiones y apropiaciones para la extracción de todo lo que de valor posean los países.
La guerra blanda utiliza un conjunto de herramientas catalogadas como “no letales” para socavar a un adversario desde dentro, afectando su estabilidad política, económica y social. El objetivo principal es influir en la población civil y en la moral nacional para lograr cambios políticos o de régimen. Las tácticas incluyen:
A) Propaganda y guerra psicológica: difusión masiva de información sesgada o desinformación a través de los medios y redes sociales para manipular la percepción pública y erosionar la confianza en el gobierno e/o instituciones. B) Influencia cultural y diplomática: Uso de la cultura, valores y la diplomacia para ganar apoyo e inclinaciones ideológicas, a menudo a través de organizaciones no gubernamentales. C) Sanciones económicas: Implementación de medidas económicas punitivas para desestabilizar la economía de un país, generando descontento popular y gestión sobre el gobierno. D). Ciberguerra: Uso de ataques cibernéticos para sabotear infraestructuras críticas, robar información confidencial o interrumpir las comunicaciones. E) Apoyo a grupos de oposición: Financiamiento y respaldo logístico a movimientos internos de protesta, huelgas o partidos políticos opositores. E) Operaciones encubiertas: acciones clandestinas que buscan la subversión y la distracción del gobierno objetivo.
Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia.
La divulgación reiterativa de Venezuela como país narcotraficante y terrorista no se la cree nadie, pero es el paso previo para instalar una mentira en provecho de intereses particulares. La penetración de los paracos en nuestra para fomentar guarimbas y entrenar nacionales en el arte de la violencia en el más claro ejemplo replicado de la Escuela de las Américas, para luego vociferar de las terribles bandas criminales que en menos de un par de años superaron cualquier otra mafia existente hasta ahora. Esto simplemente asombra. No hay informe suficiente de organismos que desmientan vinculaciones entre estas bandas creadas e infladas descaradamente y el gobierno venezolano, o sobre el no cultivo, producción y comercialización de drogas por nuestro país, que convenza a los manipuladores a que desistan.
Por cierto, “Estados Unidos de Venezuela” fue el nombre oficial de Venezuela hasta 1953, cuando la Constitución de ese año la renombró República de Venezuela.
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Bibliografía consultada:
-La Escuela de las Américas: Entrenamiento militar y violencia política en las Américas/Lesley Gill/Duke University Press.
-Wikipedia, IA, The New York Times.