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Inicio/Opinión/Los dibujos árabes de Arturo Michelena

Opinión
Los dibujos árabes de Arturo Michelena

miércoles 15 octubre, 2025

Néstor Melani-Orozco

…Me fui a caminar las horas y como de un libro nuevo para el arte, volví hasta Arturo Michelena para entender los estadios de un misterio más único en los testigos de las edades. Hubo en sus inmensos apuntes las expresiones del mundo árabe, casi oculto y guardado en su Museo de la Pastora. De aquel lugar cercano la Casa del médico Santo, casi de edades y de los tranvías del General Guzmán Blanco, recreando en Los Caobos a los Campos Eliseos de la ciudad francesa de los pintores. Entonces natallas y ceremonias mágicas. Lugares como de las letras poéticas del Corán o de las numeraciones grabadas en las piedras convirtiéndose en los simbolismos de sus memorias secretas.

Entre las dimensiones de lo clásico entre retos que afirmaron los impresionistas y Arturo Michelena se deslindó de los cambios artísticos de aquella Francia presenciando en Paris como se elevaban los hierros de la Torre Eiffel.

Era 1870 detrás de los clamores de las vanguardias, mientras Claudie Monet se envolvió de sus Nenúfares y de Cristóbal Rojas convertirse en la negación en Venezuela de un Joaquín Crespo suspendiéndole la beca.

 Fue Michelena hacer de los hechos a Carlota Coday, la dibujó de aquella preciosa jovencita de Sant Germán donde José Gregorio Hernández, estudiante de la facultad de Medicina, iba a presenciar como el pintor creaba a “Pentesilea” y el médico venezolano le escribía versos a la hermosa modelo. Casi detrás de la tuberculosis del maestro y las búsquedas de oír los misterios del arte sefardita. Donde había personajes en sus anotaciones. Como arrancadas a los marroquíes de Rabat. O de El Cairo una mujer huyendo envuelta en una manta blanca. De los ojos de un llanto y de las ventanas anunciando el sonido religioso del Ramajal.

Lo narró Guillermo Meneses en el hospital de Lídice en su abandono de la Señora Sofía. Mientras una mulata enfermera fue la custodia del escritor en sus memorias. Mientras de un mundo con la fuerza del artista Arturo Michelerna ilustró las voces de Otelo y vio la grandeza literaria de Víctor Hugo en los testamentos de aquella París bendita de Delacroix ilustrando con la imagen de Flora Tristan a “La Libertad Guiando al Pueblo” y de la purificada esencia en Jack Louis David. Más de la modernidad del hierro en Gustavo Eiffel. En las cercanías del español Madrazo y de la pureza del mundo árabe con la esencia de las fuentes y mujeres en las adoraciones de azules mosaicos de Bizancio.

Arturo Michelena, quien hubiese hecho un espacio mayor en el Impresionismo para asentar la lógica de la otra pintura de América, de una filosofía sagrada en los cambios de las edades, como lo dijo una noche de tertulias Oswaldo Vigas en la inmensidad de Mérida, siendo director de Cultura de la Universidad de Los Andes. Y con los modales del aroma de los inciensos logramos apreciar estas notables pinturas en sus anotaciones como del sacramento cercano al catalán Mariano Fortuny donde estaban los valores de un estremecedor dibujante. De decirlo cercano a Ramon Casas ya en Montmatre describiendo un sentir de los credos.

 En una de mis visitas a Caracas de aquellos años de 1997, en el Museo de Bellas Artes se exponían los colores árabes de Michelena. La belleza de las alfombras y el secreto arabescos de los dorados hechos del sentido de los ocres. Y con los mensajes interesantes de las leyendas musulmanas, entre noches de luna; y el maestro del Neoclasicismo mostraba las mantas y los encantos de su otra esencia vivida en sus viajes. Fue recordar la presencia de Ana Mireya, la madre del culto pintor Hugo Baptista, allá en Chacaito, narrándome en 1968 donde fue recibiendo de doña Lastenia Tello de Michelena, la mujer del maestro, aquel precioso abanico decorado por el pintor de las ideas del arte arabesco, donde se elevaba del mozquiador que fue de recuerdos. Y desde las majas de Sevilla logramos ver y sentir “La Vara Rota” en la grandeza del colorido de España, que llevó en setecientos años la sangre árabe. Con el clamor de los gitanos y los ruedos hijos de los árabes poetas. La misma que vino con las barcas invasoras y se cubrió del Quijote con la puerta de la Bisagra de Toledo o el secreto mágico y de vivir de la Plaza de la Magdalena en la ciudad luz con sus columnas antiguas y el fuego de una hoguera para divisar las arenas del desierto. Fue describir en un lienzo a la niña impresionada de un perro danés como si Gustav Courbet se adentrara en los oficios y Michelena leyó las meditaciones escritas en la poesía.

Mientras las preciosas telas se quedaron en la sala del museo de Orly donde Henri Martí, el amigo grande de Emilio Boggio veneró la pureza del pintor de Valencia… Crecido en los colores palestinos en su inconclusa Santa Cena, hoy en la catedral de la ciudad de Caracas. Para oír las castañuelas y sentir el azul de los mosaicos, en la hora de las oraciones… Mientras es una necesidad del arte venezolano poder distinguir a través de Arturo Michelena la pureza habitante en su paleta para describir a los sonidos de la nueva era y de los jardines revestidos de los sabores de las edades moras con el temple de su otra consagración. Más adentro de un juramento santo entre el médico de Isnotú y el valenciano hacedor de sueños…

*Artista Nacional. *Cronista de La Grita. *Maestro Honorario. *Doctor en Arte. *Miembro Honorario de la Sociedad Bolivariana de New York. *Premio Nacional del Libro 2021. *Honrado con un Salón en su honor en la Gobernación del Táchira. 2022. *La Feria Internacional del Libro 2023 se hizo en su nombre. *Por decreto del Gobernador del Táchira se erigió la Estampilla Fiscal con sus obras bolivarianas. 2024. *Miembro Fundador de la Academia del Espíritu Santo de La Grita 2025.

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