Toda una odisea vivió el venezolano William Pinto en frontera al tratar de nacionalizar su motocicleta, luego de retornar al país, proveniente de Perú, a bordo del vehículo a dos ruedas de placa extranjera, y con la compañía de Baxter, un perro Pitbull.

Pinto cruzó el puente internacional Simón Bolívar el pasado miércoles 8 de octubre. Lo hizo cerca del mediodía. Ese día decidió hacer público su caso para pedir ayuda al Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (Seniat).

Pensando que podía viajar por todo el Táchira con su moto peruana, información errónea que recibió, ya que la flexibilización es solo para vehículos colombianos, se aventuró hasta Peracal donde los funcionarios no le permitieron seguir con su ruta.

Al día siguiente, 9 de octubre, retornó hasta la aduana y le retuvieron la moto. «Estoy muy decepcionado. Tuve que dormir a la intemperie con mi perro y, al final, en vez de ayudarme, me dijeron que mi moto va a Fiscalía», lamentó el ciudadano.

William, pese a las dificultades que vivió en la frontera, agradece a la gente que se solidarizó con él y se acercaron con un plato de comida, incluyendo el de Baxter.

El tráiler donde viajaba el perro, tuvo que zafarlo de la moto y ahora no sabe qué hacer con un objeto tan pesado. Hoy viaja a El Vigía, de donde es oriundo, con el sinsabor de lo experimentado. «Voy a seguir luchando desde allá por mi moto», aseveró.

Su hermana, una mujer de la tercera edad, tomó hace tres días un transporte público desde El Vigía, hasta la frontera, para saber qué estaba sucediendo con su pariente. Su dificultad para caminar no fue impedimento. Ella pasó una noche en un hotel y la otra en la Casa de Alojamiento Temporal, manejada por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Diócesis de San Cristóbal.

Este lunes, en horas de la noche, llegó una hija proveniente de Valencia para ayudarlo con sus maletas. William se desplaza sin su moto a su estado, Mérida. Espera un poco de flexibilización para recuperar el vehículo que compró en Perú.

Jonathan Maldonado