Skip to main content Skip to footer
  • Inicio
  • Política
  • Regional
  • Frontera
  • Nacional
  • Internacional
  • Opinión
  • Legales
  • Obituarios
  • Sucesos
  • Deportes
  • +Sec
    • Clasificados
    • Cosas del Mundo
    • Compilado Musical
    • Cultura
    • Economía
    • Farándula y Espectáculos
    • Flash
    • Infogeneral
    • Noche de Ronda
    • Reportajes y Especiales
    • Tecnología
    • Salud
    • Tachirenses en el mundo
    • Noche de Ronda
    • Obituarios
    • _________

Buscar en Diario La Nación

La Nación RadioPublicidad
Set Of Black Circle Social Media Logos With New X logo-ai
Set Of Black Circle Social Media Logos With New X logo-ai
Set Of Black Circle Social Media Logos With New X logo-ai
Set Of Black Circle Social Media Logos With New X logo-ai
ImpresoMiniavisos
  • Inicio
  • Política
  • Regional
  • Frontera
  • nacional
  • Internacional
  • Opinión
  • Legales
  • Obituarios
  • Sucesos
  • Deportes
  • + sec
    • Clasificados
    • Compilado Musiacal
    • Cosas del Mundo
    • Cultura
    • Economía
    • Farándula y espectáculos
    • Infogeneral
    • Marcas y negocios
    • Noche de Ronda
    • Reportajes y Especiales
    • Salud
    • Tachirenses e el mundo
    • Tecnología
Inicio/Opinión/El impacto emocional de la IA en el aula de clase

Opinión
El impacto emocional de la IA en el aula de clase

lunes 27 octubre, 2025

Hogan Vega y Dorli Silva

El impacto emocional de la Inteligencia Artificial (IA) en el aula de clase es un tema de estudio complejo y bidireccional, que presenta tanto beneficios como desafíos significativos para el bienestar socioemocional de los estudiantes y el rol del docente. De ahí que, en este contexto, el rol del educador se transforma, siendo clave para mitigar los riesgos emocionales, los docentes deben convertirse en facilitadores de experiencias de aprendizaje y, crucialmente, en guías en el desarrollo emocional y social de sus estudiantes. Además, es esencial diseñar actividades que utilicen la IA como una herramienta de apoyo, no de reemplazo, para fortalecer el pensamiento crítico, la creatividad y la expresión personal. Asimismo, es imperioso abordar la integración de la IA con una mirada crítica y humana, priorizando estrategias que maximicen los beneficios sin sacrificar el desarrollo socioemocional. Esto incluye la necesidad de una educación emocional explícita para que los estudiantes aprendan a gestionar las emociones que surgen del uso tecnológico.
Sin embargo, es prioritario hacer una revisión de las responsabilidades de un docente en el contexto universitario y los factores de riesgo laboral que lo predisponen al síndrome de “burnout”, ya que puede deteriorar su salud mental y física, lo que a su vez afecta negativamente su desempeño laboral y la calidad de la educación. Se manifiesta como agotamiento emocional, cansancio físico y despersonalización, y es provocado por factores como la relación con el alumnado, la carga de trabajo excesiva, y problemas organizacionales. Las consecuencias incluyen absentismo, problemas de salud (ansiedad, depresión, dolores), y una disminución en el rendimiento y la calidad educativa.
En otras palabras, los docentes universitarios están expuestos constantemente a factores de riesgo asociados al síndrome de “burnout”, mediante causas organizacionales, tales como la falta de apoyo de los supervisores y la dirección de la institución, falta de reconocimiento, y una administración nacional que no ofrece condiciones laborales adecuadas. Al mismo tiempo, a factores laborales, con cargas de trabajo excesivas, múltiples actividades rutinarias y repetitivas, y una falta de control sobre la toma de decisiones. Por otro lado, tenemos una relación con el alumnado, llena de conflictos frecuentes, dificultades en la gestión del aula, y una sobrecarga emocional derivada de lidiar con problemas de los estudiantes.
Del mismo modo, los docentes son afectados por la inseguridad y la baja autoestima, generando consecuencias del burnout en el docente, a través de agotamiento emocional y físico, ansiedad, depresión, insomnio, problemas de salud como dolores de espalda, hipertensión, y caída del cabello. Por consiguiente, una disminución de la calidad de la enseñanza, absentismo laboral frecuente, irritabilidad, conflictos con colegas y estudiantes, y tendencia a culpar a otros por los problemas. En consecuencia, en los estudiantes, la presencia de una despersonalización del docente y el deterioro de la calidad educativa pueden llevar a una disminución en el rendimiento de los estudiantes.
Por otra parte, si le sumamos a la problemática planteada el impacto emocional de la IA en el aula de clase y sus implicaciones pedagógicas consideradas con resultados positivos en los que los estudiantes muestran una mejor empatía y una mayor regulación emocional con la reafirmación del rol del docente como arquitecto emocional, donde se confirma que la IA no reemplaza, sino que potencia, la educación emocional. De igual manera, el docente ya no es un mero evaluador, sino el diseñador de interacciones que utiliza la IA para crear simulaciones seguras y reflexivas. El éxito se debe a la intencionalidad pedagógica con la que el docente configuró el chatbot o la tarea de reflexión. Sin duda, se consolida el rol del docente como el mediador emocional que ayuda a los estudiantes a transferir las habilidades practicadas en el entorno seguro de la IA a las interacciones humanas reales. La IA se convierte en un “gimnasio” para las emociones.
Otra tarea prioritaria, es la integración curricular obligatoria de la alfabetización en IA y las Habilidades Socioemocionales (HSE), donde la IA ya no se considera solo una herramienta para el conocimiento académico, sino para el autoconocimiento. El currículo debe incluir los contenidos con IA y el tiempo explícito para que los estudiantes usen la IA para analizar su propio tono de voz, sus patrones de frustración (Regulación Emocional) y sus respuestas interpersonales (Empatía). Indico asimismo, lo indispensable de incorporar la ética de la comunicación digital y el respeto a las emociones de los demás en el uso de herramientas IA, reduciendo la desinhibición tóxica que a veces ocurre en línea.
Se sugiere la mitigación del riesgo de dependencia y ansiedad, donde la regulación emocional desmentiría la idea de que la IA necesariamente aumenta la ansiedad si se utiliza con una estrategia adecuada. Al mejorar la regulación emocional, los estudiantes demuestran que pueden manejar la ambigüedad y los errores de la IA de manera productiva, reduciendo la frustración y la tendencia a la dependencia. La IA se desmitifica, viéndose como una herramienta falible y manejable. En todo caso, se fomenta la autonomía, donde el uso de las rúbricas y la reflexión asistida ayuda a los estudiantes a confiar en su propio criterio para verificar y corregir a la IA, en lugar de depender ciegamente de su primera respuesta.
De acuerdo con lo mencionado en los párrafos anteriores en relación con el impacto emocional de la IA en el aula de clase, cuando se implementa con un diseño pedagógico intencional y centrado en las HSE, es una herramienta poderosa y efectiva para el desarrollo emocional de los estudiantes, mitigando los riesgos de dependencia y aislamiento social. Al mismo tiempo, se justificaría la inversión en capacitación docente para que adquieran las competencias de diseño de tareas que integren IA y HSE. Como resultado, la IA puede contribuir activamente a la salud mental positiva al ofrecer un entorno de práctica seguro para habilidades como la gestión del estrés y la empatía, que son esenciales para la vida más allá del aula.
En ese orden de ideas, se recomienda a las instituciones educativas adoptar una política de “IA Centrada en el Ser Humano” con ejes de acción prioritarios, iniciando con el eje Curricular y Pedagógico, donde el uso de la IA en el aula debe ser intencional y alineado con el desarrollo de las Habilidades Socioemocionales (HSE).Se debe exigir que un porcentaje de las tareas asistidas por IA incluyan un componente de reflexión emocional explícito. Por ejemplo, utilizar la IA para simular un escenario (Empatía) y luego dedicar tiempo de clase a analizar la respuesta emocional y la elección estratégica del estudiante (Regulación Emocional). Es preciso, adoptar herramientas de evaluación que, midan tanto el resultado académico (qué se produjo con la IA) como el proceso socioemocional (cómo se reguló la frustración o cómo se comunicó la ayuda). Lo que significa, promover activamente que la IA sea vista como un copiloto o asistente falible, incentivando a los estudiantes a verificar, criticar y corregir sus resultados. Esto fomenta la autonomía y reduce la dependencia que genera ansiedad.
En segundo lugar, tenemos el eje de Formación Docente, en la búsqueda de capacitación en liderazgo emocional-tecnológico. Donde es evidente, la certificación en competencias digitales socioemocionales, a través de, programas de formación obligatorios para docentes en el diseño de actividades que utilicen la IA como herramienta de práctica de HSE. El foco debe ser en cómo usar las simulaciones y el feedback algorítmico para crear un diálogo en el aula sobre las emociones. Para reforzar el rol del docente como tutor y facilitador de emociones. La política debe liberar tiempo del docente de tareas operativas (que la IA puede asumir, como la calificación preliminar) para que pueda dedicarse a la interacción personal y la mediación de conflictos (que la IA no puede reemplazar).
En tercer lugar, se nos presenta el eje ético y de bienestar, para alcanzar una gestión consciente de la ansiedad, al crear directrices claras sobre qué datos emocionales (Por ejemplo, patrones de frustración o tono de escritura) la institución puede recopilar a través de la IA, cómo se utilizarán únicamente para apoyar el bienestar y no para castigar, y cómo se mantendrá la confidencialidad de la información. Dicho de otro modo, la institución debe garantizar que el uso de IA para HSE no aumente la brecha digital. Esto incluye proveer el hardware y software necesarios, así como tutorías de alfabetización digital y emocional para los estudiantes con mayores necesidades. Esta política asegura que la IA se integre como un aliado estratégico del bienestar estudiantil, maximizando sus beneficios sin sucumbir a sus riesgos emocionales.
Reflexión, la IA, cuando se implementa con un diseño pedagógico centrado en el desarrollo de HSE, es una herramienta poderosa para el bienestar estudiantil, logrando mitigar los riesgos de dependencia y aislamiento. El éxito reside en la auditoria, donde la responsabilidad es solo del factor humano. Para la ciencia, los algoritmos artificiales intentan imitar solo la función consciente de partes de la corteza cerebral, ignorando el hecho de que no solo toda experiencia consciente está precedida por un proceso inconsciente, sino también que el paso del inconsciente a la conciencia está acompañado por una pérdida de información. Stuart Russell (científico de la computación) expresó: “El verdadero desafío de la Inteligencia Artificial no es crear máquinas inteligentes, sino asegurarnos de que sus objetivos estén alineados con los valores humanos”.

Joven venezolana se lanzó de un puente peatonal en México

Sucesos

Cadena perpetua para estadounidense acusado de matar a tachirense Franyerlis

Sucesos

Detenido en Guásimos con 40 sacos de azúcar y material ortopédico

Sucesos

Destacados

Un reto para las personas con discapacidad el ir y venir por la Quinta Avenida

Joven venezolano de 22 años desaparece en Brasil tras reportar grave extorsión

Los diez ataques de EE.UU. contra lanchas en el Caribe y el Pacífico

Cardenal venezolano dice que autoridades le impiden ir a pueblo de José Gregorio Hernández

Cadena perpetua para estadounidense acusado de matar a tachirense en Pensilvania

Editorial Torbes CA
J-070059680

Miniavisos

Edición Impresa

Mapa del sitio

Política de privacidad

Sobre Nosotros