Opinión
El dilema teológico de “Corredentora”: ¿Puede la conveniencia mutilar la verdad?
domingo 16 noviembre, 2025
Pedro Morales
Nota introductoria:
Este artículo es la Parte VII de una serie dedicada al título mariano “Corredentora”. Las partes anteriores han abordado: la controversia doctrinal surgida tras recientes documentos vaticanos; el papel indispensable de María en la Encarnación y la Redención; la defensa teológica y espiritual de su cooperación única con Cristo; la dimensión cósmica y de guerra espiritual de su misión; la importancia histórica del doble centenario de 1925 en la devoción y doctrina; la explicación pastoral y ecuménica de la cautela vaticana sobre el uso del título, y finalmente, el testimonio vivo de la fe en las advocaciones populares venezolanas que reflejan la Corredención.
Quienes deseen profundizar en los mensajes anteriores y en el desarrollo integral del tema, podrán solicitarlos directamente al autor, cuyos datos de contacto se encuentran al final del presente artículo.
El debate sobre la terminología mariana, particularmente el título Corredentora (Co-redemptrix), expone una tensión fundamental en la Iglesia: ¿Debe la expresión total de la verdad doctrinal ser sacrificada en aras de la prudencia pastoral o la facilidad ecuménica? Este conflicto no es una disputa sobre palabras, sino sobre la coherencia orgánica de la fe misma, amenazando la integridad de los pilares cristianos esenciales.
I. La lógica de la fe mutilada: Aceptar la causa, rechazar el efecto
La crítica principal a la postura que desaconseja el título de Corredentora —a pesar de aceptar su rol esencial— radica en la incoherencia teológica.
1. La paradoja de los títulos supremos
La Iglesia Católica y la tradición patrística han afirmado dogmas marianos de la más alta dignidad:
- Madre de Dios (Theotokos): María es la fuente física de la naturaleza humana de Cristo.
- Nueva Eva (Nova Eva): Su obediencia deshace la desobediencia de Eva, situándola como socia necesaria de Cristo (el Nuevo Adán) en la restauración de la humanidad.
La Corredentora es la etiqueta funcional y lógica que nombra la acción de la Nueva Eva. Si se acepta el principio (la Nova Eva colabora en la restauración), pero se rechaza la conclusión (Corredentora, o colaboradora en la Redención) por ser “inconveniente,” la fe se vuelve fragmentada e inestable. La prudencia, al censurar el término, corre el riesgo de crear un sistema donde la Verdad se somete al juicio de la conveniencia.
Aquí resulta especialmente iluminador el juicio del cardenal John Henry Newman, quien en su “Carta a Pusey” (escrita en 1841) advertía sobre la incoherencia de aceptar los títulos supremos de María, pero escandalizarse con el de Corredentora. En sus palabras:
“Madre de Dios, Segunda Eva y Madre de todo viviente, la madre de la vida, la estrella de la mañana, el nuevo cielo místico, el cetro de la ortodoxia, la toda Inmaculada Madre de la santidad, y cosas semejantes, habrían considerado una pobre compensación para semejante lenguaje que tú protestases de que sea llamada Corredentora.”
Interpretación de la frase del cardenal Newman:
Significa que, dado que ya se le atribuyen a María títulos tan elevados y llenos de significado (como Madre de Dios, Segunda Eva, estrella de la mañana, etc.), sería muy poco razonable o incluso insustancial que alguien se opusiera o se escandalizara por llamarla también “Corredentora”. En otras palabras, si ya se acepta toda esa grandeza y dignidad en los otros títulos, rechazar uno más que expresa su participación en la redención sería una reacción desproporcionada y contradictoria.
Es como decir: Si ya se reconoce todo esto tan grandioso sobre María, protestar por este título adicional es una queja capciosa y sin fundamento frente a todo lo que ya se ha dicho de ella.
2. El sacrificio en el “Altar de la conveniencia”
La frase “Se sacrifica la plena Verdad Católica en el altar de la conveniencia” define este dilema.
- El sacrificio: Es la renuncia a la expresión completa del dogma (la etiqueta funcional) que emana coherentemente de la Tradición.
- La conveniencia: Es el objetivo pragmático, como la necesidad de facilitar el diálogo ecuménico (evitando ofender a quienes practican el solus Christus) o simplificar la catequesis (evitando la confusión sobre la unicidad del Redentor).
Este acto implica que la integridad de la doctrina desarrollada se negocia por la comodidad exterior, poniendo en peligro la fidelidad al depósito de la fe en su forma más madura.
II. El ataque indirecto a los pilares dogmáticos
El problema de la mutilación mariana trasciende la sola mariología, afectando la estructura de la Cristología y la Sacramentología:
1. La defensa de la Trinidad (El Vínculo con el Theotokos)
El título de Corredentora no es una desviación, sino una protección cristológica. Si la Iglesia cede en el reconocimiento pleno de la dignidad mariana, se debilita la firmeza con la que se afirma la Unión Hipostática de Cristo. La grandeza de la Madre es una prueba necesaria de la grandeza de la Persona Divina del Hijo que ella concibió. Rebajar la expresión de la Theotokos por prudencia, es minar el fundamento de la fe trinitaria.
2. La coherencia con la Eucaristía
La Eucaristía es la actualización del Sacrificio Redentor. El Cuerpo y la Sangre de Cristo que se inmolan en la Cruz provienen del Fiat de María.
- La raíz: La ofrenda eucarística es inseparable de la Encarnación, y la Encarnación es inseparable del consentimiento de la Nueva Eva.
- El riesgo: La postura de la conveniencia, al temer nombrar la cooperación de María en el sacrificio, introduce una desconexión lógica entre el Cuerpo de la Encarnación (suministrado por la Madre) y el Cuerpo de la Eucaristía. La plenitud de la fe exige que se reconozca el vínculo indisoluble entre el Sí de María y el Sacrificio de su Hijo.
La crítica final es que la búsqueda de la unidad a cualquier precio o la facilidad pastoral jamás puede justificar el debilitamiento de la expresión dogmática, pues la Verdad Católica, cuando se presenta en su coherencia completa, es la única que ofrece una base sólida e inamovible para la fe.
Reflexión teológica de cierre:
Que esta exposición, realizada con humildad y profundo respeto por la fe, sirva para clarificar y defender los pilares fundamentales de la Iglesia Católica: la Santísima Trinidad, la Eucaristía (presencia real de Cristo) y la Santísima Virgen María (Madre de Dios y Corredentora o cooperadora subordinada en la Redención)
¡Al final, el Inmaculado Corazón de la Santísima Virgen María triunfará!
Misión Eucarística para la liberación espiritual “Salve María Auxiliadora, economía de la salvación y de la felicidad verdadera”
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