Aunque muchos esperaban que la ciudad recuperara su ritmo normal el día lunes, luego de una apagada jornada electoral, eso no ocurrió así.

Poco flujo de vehículos en la calle, escasa prestación del servicio del transporte, alguno que otro transeúnte, más en plan de paseo dominical que a paso forzado, y colas en las pocas gasolineras abiertas, caracterizaron a la “octavita” electoral.

En una ciudad donde ya la gente se acostumbró a un paro del transporte no declarado, muchos trabajadores solo tenían la opción de quedarse en sus casas o de acudir al vecino, al que todavía no se le ha dañado el carro, o emprender el camino a pie, rumbo a sus lugares de producción.

Y es que solo asuntos urgentes para muchos merecían la salida del hogar, aunque no se podía posponer por mucho tiempo, ya que igual si ese día no se decidía a favor del trabajo, se decidía por la supervivencia, pues los vacíos en la nevera y despensa no podían esperar.

Ni la celebración de los triunfadores, ni la frustración de los perdedores, sacudieron el ritmo amodorrado de la ciudad; en realidad, nadie en la calle estaba muy dispuesto a parlotear de política y preferían ensimismarse en sus preocupaciones, que no eran pocas.

Ensimismarse, por ejemplo, en el pensamiento de que si ya resuelta la incertidumbre electoral, eso incidiría favorable o desfavorablemente en el costo de la canasta básica, o si su futuro seguía en Venezuela o eran necesarios otros senderos, o si tendría o no sentido continuar con su puesto de trabajo.

Aunque en horas de la noche, luego de conocidos los resultados electorales, se escucharon cacerolazos, se realizaron muy puntuales quemas, y –como se divulgó en las redes sociales- un “performance” contestatario, el día lunes todo volvía a la “normalidad”, entendiendo por “normalidad” el letargo en el que se ha venido hundiendo San Cristóbal, ese lunes ligeramente acentuado, sin que esto pareciera preocupar a alguien. El comercio, igualmente, estaba contagiado del clima general de entumecimiento.

En los alrededores de la sede principal del CNE Táchira aún permanecía este lunes un contingente bien apertrechado de las fuerzas de seguridad del Estado, que contrastaba con la soledad del sector.

No es posible reportar la suspensión total del servicio del transporte público; porque uno que otro Transtáchira hacía su ruta, así como la línea Romera-Normal; no obstante, las empresas  suburbanas que con cierta regularidad operan en la ciudad, brillaron por su ausencia.

Freddy Omar Durán