¿Cerrar puertos para no dejar entrar a solicitantes de asilo? ¿Puerto cerrado, problema arreglado? Tan fácil, como creen Italia y otros, no es. Un grave problema para ONGs que rescatan a náufragos en el Mediterráneo.
El creciente rechazo de buques y barcos de rescate en los puertos europeos mediterráneos causa indignación entre los auxiliadores. Políticos italianos, franceses, españoles y malteses discuten sobre quién debe o tiene que aceptar los barcos que llevan náufragos. Italia ya había renunciado en enero de 2018 a su compromiso de desembarcar a todos los refugiados, solicitantes de asilo o migrantes rescatados en el mar Mediterráneo entre Italia y Libia.
“Themis”, la nueva operación de protección de fronteras de la UE, ya no contempla esta obligación. El ministro italiano del Interior, Matteo Salvini, implementa sin piedad esa política. Para Michael Buschheuer, fundador de la organización de rescate Sea-Eye, de Ratisbona, los insultos de Salvini contra las organizaciones humanitarias no son una sorpresa. «Esta táctica se está aplicando desde marzo de 2017, y todos los gobiernos europeos han venido obstaculizando su trabajo y deshaciéndose de ellas», dice Buschheuer a DW.
En Italia y Grecia han inculpado a rescatistas de ONGs humanitarias de ser colaboradores de los traficantes de personas en Libia. Pero tanto en Atenas como en Palermo los juicios han tenido que ser suspendidos por falta de pruebas.
La Marina italiana rescata a la mayoría de refugiados
Hasta el momento, el Centro de Rescate de la Armada italiana en Roma ha coordinado y ordenado todas las operaciones de rescate y la distribución de náufragos a los puertos. Es la misma Marina italiana la que ha rescatado a la mayor parte de náufragos. «Themis» y «Sophia», la misión militar naval de la UE han rescatado a más de la mitad de todos los náufragos.
Unos 15 países de la UE participan en las misiones de la UE para fortalecer la protección costera italiana y disuadir a los remolcadores de Libia con refugiados a bordo, precisa la agencia Frontex de la UE. Por lo tanto, la acusación del ministro del Interior Salvini, de que Italia ha sido abandonada, no es cierta.
No solo Europa, también el Norte de África, debe ayudar
A pesar de la amenaza del ministro de Defensa italiano, Danilo Toninelli, de cerrar todos los puertos, no ha habido una orden administrativa. Cerrar los puertos solo es permitido en caso de epidemias en un barco, o por el riesgo de un ataque terrorista.
De acuerdo con la práctica internacional, Italia, Malta, Francia y España tienen que dejar entrar a sus puertos a los barcos o buques con náufragos, si no hay víveres a bordo y en caso de emergencias de salud. «Existe la obligación de rescatar a náufragos en altamar», dice, por su parte, el profesor de derecho marítimo Stefan Talom, de Bonn, a DW. Y luego, el único requisito legal es que sean llevados a un «lugar seguro», agrega el jurista.
«Italia no es el primer país en cerrar sus puertos, sino el último», apunta el fundador de Sea-Eye, Michael Buschheuer. Los otros vecinos mediterráneos los cerraron hace años, dice, y agrega que se espera que » también Egipto o Túnez reciban a refugiados”.
Disuadir de la travesía a Europa
Los jefes de Estado de la UE debaten sobre una política de migración europea. El mínimo común denominador de la reunión preliminar es una mejor protección de las fronteras exteriores y prevención de los intentos de entrada.
Los inmigrantes deben ser disuadidos de aventurarse a cruzar el Mediterráneo. Esta ha sido la postura común de los ministros del Interior de los países de la UE desde hace años. Aquellos que tienen pocas posibilidades de ser rescatados tal vez ni siquiera lo intenten. Esa es la idea.
Militares, no rescatistas
Frontex ha criticado la labor de las ONGs como un «factor de atracción, un incentivo para huir, auspiciando así el negocio de los contrabandistas que ganan miles de euros por un lugar en un bote o barcaza de madera no apta para navegar».
La conclusión del rescatista Michael Buschheuer es que «si desaparecemos ahora, no solo Sea-Eye, sino todas las ONGs, será increíblemente más fácil para las fuerzas libias y europeas hacer retroceder a los migrantes».
Al menos 635 personas se han ahogado este año, hasta junio, en la ruta entre Italia y Libia. Ahora, según círculos del gobierno italiano, Libia misma debería asumir parte de la responsabilidad, organizar el rescate y la devolución de los refugiados.
(DW)