Por estos días concluye la actividad del año escolar 2017- 2018. Un año a tomar en cuenta puesto que desde los altos mandos del ministerio a cargo se anunció la puesta en marcha del Proyecto Reformador de la Educación Media General y Técnica e igualmente, se continuaría el Proyecto Reformador en los demás niveles del sistema educativo venezolano. Lo primero que habría que hacer en consecuencia, es intentar la resolución de una sencilla pregunta que compromete complicadas respuestas: ¿Qué pasó?
Visto el trayecto del año escolar, felizmente en paz, hay poco que destacar. Basta darse una vueltica por alguna de las instituciones escolares del país, salvo muy extrañas excepciones, para percatarse que la práctica diaria en sus aulas no ofrece la menor señal de transformación, ni nada que se le parezca. Es una rutina repetida tantas veces, llevada a sus extremos de pasividad e inmovilidad, que, a decir verdad, no sorprende a nadie y antes bien, se corre el peligro de contaminarse con el sopor que exhala.
Mucho más preocupante resulta si la mirada es hacia la educación media, por cuanto al inicio del año escolar igualmente se puso en práctica el Proyecto Reformador, el cual contiene propuestas novedosas que pudieran representar seriamente un impulso hacia un nuevo modelo educativo. Sin embargo, lo que se temía y se había advertido a tiempo, pasó. Se sigue pretendiendo que los cambios y/o transformaciones se producen solo con aprobarlos y anunciarlos, como si se tratara de una simple imposición. En el ámbito educacional los proyectos exitosos se inician desde el aula con la participación de los docentes y los estudiantes, a partir de su búsqueda de nuevas formas de aprender. No basta con plasmarlos en documentos o instructivos, sino sobre todo, sembrarlos en el sentir de los protagonistas del proceso educativo, estimularlos, llamarlos a la transformación no porque sí, no porque es una orden, sino porque es posible ampliar los universos del aprendizaje, los caminos al saber, recurriendo a la creación, a la imaginación y la reflexión que activan las funciones superiores de la mente y la inteligencia, movilizando también los elementos emocionales y anímicos que permitan alcanzar mayores y mejores conocimientos, de los cuales se disfrute y se conviertan en los factores motivantes para nuevas búsquedas.
Justo es anotar que en esta preocupante circunstancia se salva en parte la educación media técnica, la cual ha sido positivamente orientada hacia la producción con criterio de pertinencia. Como fruto de ello pudimos observar muy diversos aportes a la solución de álgidos problemas del país en la actualidad, tanto en lo tocante a la agricultura, la agroindustria y la alimentación, como en otros rubros técnicos, tecnológicos y de servicios, mostrados en la versión 2018 de la Expo Feria de las Escuelas Técnicas Robinsonianas, abierta durante la presente semana.