Hoy en día el cuidado que deben tener los conductores al salir a la calle es extremo; porque si el más mínimo accidente afecta a su vehículo, el mismo le representa elevadísimos costos en los talleres de mecánica.
Y las calles de San Cristóbal no colaboran mucho en su previsión, porque no solo el deterioro de su pavimento trae peligros agazapados, en tanto alcantarilla rotas y en mal estado representan trampas mortales.
Sin generalizar que todas las alcantarillas de la ciudad estén destruidas, si se puede decir que algunas de las dañadas se ubican en puntos estratégicos de la ciudad, donde la gran movilización de vehículos aumenta la posibilidad de que ocurra.
Y a falta de una pronta acción de manteamiento de las cuadrillas municipales, los vecinos intentan soluciones poco estéticas y poco prácticas, que apenas si sirven de aviso del riesgo que se avecina.
En esta temporada de lluvias, la falta de mantenimiento de las alcantarillas conlleva otras consecuencias negativas como la insalubridad y el desbordamiento de las vías.
Lo cierto es que las “reparaciones caseras”, pueden ir desde el anodino objeto al borde de ser consumido por la alcantarilla rota, hasta otros que por sí mismos son amenazas infranqueables.
En el Barrio Lourdes por ejemplo se usan las consabidas llantas –dos de camión para ser más exactos- con una bandera de color, que en sus buenos días debió ser más llamativa y hoy solo está vuelta jirones.
A un lado de la carretera aparentemente cumple su cometido, y si no va muy distraído al menos el conductor puede avistar la alerta a unas dos cuadras de distancia; pero si no está prestando la atención correspondiente el choque es inminente. Los vecinos afirman que eso ya lleva más de un año, y que al respecto nadie ha venido a realizar los respectivos arreglos.
Al frente del Centro Comercial el Samán, en una zona de gran confluencia vehicular, el hueco dejado por la alcantarilla con nada ha sido subsanado, ni la más mínima advertencia se ha puesto, pareciera que su diámetro se fuese a ensanchar.
No ha faltado la moto o el automóvil que después de caer en él se ha quedado atorado, o ido directamente a reparaciones. Su traicionera ubicación lo hace perfecto, para dañarle el día a cualquiera, incluso puede colocar a algunos transeúntes que a la carrera deben cruzar la avenida Libertador.
Un palo adornado
Diagonal a la plaza Miranda de La Concordia, un palo adornado con una cinta roja no parece otra cosa que una basura más de la que está acumulada en esa esquina. En los momentos de lluvia, inolvidables son los ríos que allí se forman, que han dejado ahogado a más de un motor, sin poder encontrar en las alcantarillas al tope de escombros el desagüe que se necesita.
Pero es la alcantarilla rota diagonal a la Panadería Táchira donde no se puede decir que se ha empotrado una llamativa boya terrestre, sino que se ha sembrado prácticamente un “árbol de Navidad”.
Ese arreglo de chamizos y troncos no se limita a lanzar un grito de alerta sino que es toda una manifestación de protesta, -peligros para los vehículos que pasan por ahí por cierto- puesta tal vez por alguien que tuvo la mala fortuna de un desagradable encuentro con ese hueco, y quiere llamar la atención de las autoridades competentes. (Freddy Omar Durán)