Sucesos
Exigieron justicia por crimen de Karla Romero frente al Edificio Nacional de San Cristóbal
11 de agosto de 2018
Aprovechando que este viernes en la mañana, dos de los asesinos de la estudiante de la Ucat, Karla Romero Quintero, serán presentados ante los tribunales, familiares de la chica, se apostaron con pancartas frente al Edificio Nacional de San Cristóbal, para exigir justicia y que su muerte no quede impune.
En este sentido, Luz Marina Quintero, madre de Karla, señaló que el motivo de su presencia a las afueras del tribunal obedecía a que “estamos exigiendo justicia por el asesinato de mi hija; queremos que los culpables paguen por el delito que cometieron. De antemano agradecemos las investigación que hizo el Cicpc, gracias a ello se pudo esclarecer el caso. Agradecemos también a la Fiscalía Cuarta del Ministerio Público, a cargo de la abogada Amparo Testa, que ha estado trabajando de la mano con el Cicpc. Ahora los más importante es exigir justicia, de verdad queremos que las personas involucradas paguen por el delito”, reiteró la dama, al añadir que continuarán presionando a través de este tipo de manifestaciones públicas y pacíficas, hasta tanto no logren su cometido.
Explicó que como se presumió casi desde el mismo día del homicidio de Karla, quien estudiaba el último año de Derecho en la Ucat, se trató de una muerte por encargo por móvil pasional.
Tras las investigaciones posteriores y durante una orden de allanamiento, el Cicpc aprehendió a los dos sicarios o autores materiales que participaron directamente en el hecho, los cuales tuvieron una primera audiencia el 14 de julio; sin embargo resta por capturar otros tres criminales, dos de ellos señalados de ser los intermediarios que contrataron a los sicarios, y el autor intelectual, el que se ocupó de planificar y pagar por la muerte de la estudiante.
El mediodía del 9 de mayo de este año, Karla Stefanie Romero Quintero, de 29 años, fue asesinada a balazos por un sujeto que la interceptó en plena vía pública de la urbanización Altos de Pirineos, en la parte alta de San Cristóbal, al momento que llegaba a su casa en compañía de una amiga, la cual resultó ilesa.
Se especuló en un primer momento que ocurrió durante un intento por despojarla de su teléfono celular; sin embargo, las primeras indagaciones efectuadas por el Cicpc, apoyadas por testigos presenciales y la grabación de una cámara de seguridad instalada muy cerca del edificio 33, en la carrera 40, donde ocurrió el hecho, dieron un giro considerable al caso.
A partir de ese momento, y por las características propias del hecho en el que el sicario persiguió a la muchacha, le disparó en la cabeza y huyó con un cómplice motorizado que lo esperaba cerca, aunque sí la despojó de su teléfono celular, se comenzó a trabajar el caso como una muerte por encargo, y con móvil pasional, como efectivamente resultó.
Miriam Bustos