Por: Marco Tulio Arellano
“Estamos comenzando a mirar lo que el padre Libertador imaginaba: una inmensa región donde debe reinar la justicia, la igualdad y la libertad, ¡fórmula mágica para la vida de las naciones y la paz entre los pueblos!”.
Hugo Rafael Chávez Frías (Represa Caruachi, 31 de marzo de 2006)
Una vez que este 20 de agosto entró en vigencia en Venezuela un nuevo cono monetario aprobado por el gobierno del Presidente Nicolás Maduro Moros como parte de una serie de medidas para enfrentar la guerra económica, ahora le toca al pueblo venezolano velar por su cumplimiento y hacer que las mismas se conviertan en una realidad.
De inmediato los profetas del desastre entraron en acción y a través de diferentes medios de comunicación criticaron las medidas, mucho antes que las mismas se hayan hecho efectivas y además, aparecieron también expertos economistas para señalar sus recetas mágicas y a anunciar sus sabias fórmulas inspiradas en el FMI como expresión de su sueño neoliberal. Entre los dolientes salió Fedecámaras a brillar.
No es concha de ajo las osadas medidas anunciadas por el gobierno bolivariano las cuales cambian de raíz los parámetros financieros y monetaristas que regían nuestra maltrecha economía desde el siglo pasado, atada al dólar como punto de referencia y la cual ahora ve surgir como ancla al petro, sueño monetario encubado desde la llegada al poder de la Revolución Bolivariana con el Comandante Hugo Chávez.
Si bien el valor de nuestra moneda el bolívar fuerte y ahora el soberano dio un salto atrás en cinco ceros, los cambios fueron automáticamente procesados por las entidades bancarias del país de signo privado y oficial, para entrar en la difícil cruzada de los precios; etapa donde está el nudo gordiano y la esencia de la nueva política económica del Estado venezolano.
Muy atrás quedará el dólar paralelo como nefasto instrumento financiero creado por el mercado bursátil desde Miami (USA) y desde Bogotá y Cúcuta (Colombia) por los operadores de una macabra operación que instrumentó la guerra económica contra la Patria de Bolívar.
Todo el andamiaje creado para destrozar nuestro país ha estado alimentado bajo el contrabando y la fuga del combustible venezolano (diésel y gasolina), unido a la extracción de alimentos y medicinas que se fugan hacia Colombia.
Ahora todos esperamos que con la reacción del gobierno bolivariano y sus nuevas políticas económicas sea demolido este ataque junto con las demás medidas anunciadas por el Presidente Maduro, las cuales complementan una estrategia diseñada para destruir los misiles y los drones teledirigidos desde Miami y la Casa de Nariño en Bogotá contra Venezuela.
Ya no es sólo el magnicidio abortado por la Casa Militar del Presidente Nicolás Maduro el pasado 4 de agosto, día de la Guardia Nacional Bolivariana, sino la tan esperada derrota a las mafias colombianas que han vivido como “chulos” del subsidio venezolano, a todo lo largo de más de 2.119 kilómetros de frontera y a la cual ahora quieren envenenar y contaminar con su guerra paramilitar.
Los parámetros han sido definidos con un anclaje a la moneda digital –el Petro – como marcador y referencia del mercado petrolero del bolívar soberano (P = 3.600 Bs. Soberanos) y además, un salario mínimo promediado en medio Petro; es decir en 1.800 Bs. Soberanos (180.000.000 Bs. F).
La arquitectura financiera fue muy bien diseñada pero ahora corresponderá al Estado junto al pueblo venezolano y sus FANB, enfrentar su operatividad en la calle. Una nueva prueba se avecina en esta guerra económica que vamos venciendo a paso de vencedores.
Las medidas siguen de manera progresiva y se espera para este martes 21, el anuncio del Presidente Nicolás Maduro de la lista de precios (50 productos) acordada entre el Gobierno con el sector empresarial y los sectores productivos.
La idea es alcanzar el equilibrio ya no regido por las leyes del mercado capitalista sino por leyes de la economía socialista del Gobierno Bolivariano que lidera el Presidente Obrero Nicolás Maduro.
Otro tanto esperamos con el aumento de la gasolina a precio internacional y la cual será subsidiada para los venezolanos de manera individual a través del carnet de la Patria, para frenar así el mercado negro y el contrabando establecido por las mafias colombianas y por venezolanos apátridas en la frontera.
La lucha apenas comienza y el pueblo quien ha apoyado mayoritariamente las nuevas medidas macro-económicas anunciadas por el Presidente Maduro, ahora deberá defenderlas a pulso en la calle, en los mercados, abastos, supermercados, ferreterías, farmacias, carnicerías, panaderías y demás expresiones del mercado de la sociedad venezolana; es decir, los precios acordados como punto de honor.
Si bien en el pasado reciente vimos los colmillos del imperio y de la oligarquía colombiana amenazar con un magnicidio no sólo al primer mandatario venezolano Nicolás Maduro sino a todo el Estado y al cuerpo diplomático, ahora el pueblo junto a sus FANB (Unión Cívico-militar) tiene su mayor reto: hacer que los precios se respeten.
La mesa está servida y el Estado venezolano haciendo valer sus leyes y la Constitución de 1999 (actualmente en manos de la Asamblea Nacional Constituyente para su reforma) espera vencer junto al pueblo en la nueva batalla de los precios.
Es la batalla final de la guerra económica y las que faltan por librarse para alcanzar la paz. No todo está concluido porque ahora el enemigo sacará de nuevo sus garras y las armas de la mano peluda del imperio.
Igualmente podemos afirmar que no todo está escrito. Ahora será el pueblo junto a sus FANB quienes defenderemos el equilibrio del mercado monetario para dar un parao definitivo a la oligarquía colombiana y a las mafias de anti-patrias que residen en nuestro país y en Miami.
¡Unidad, lucha, batalla y victoria! ¡Amanecerá y veremos!