Detrás de las inmensas colas en los bancos de San Cristóbal en busca de efectivo se esconde el misterio de adónde irá a parar el efectivo, que se retira, que como señalan las colas que se forma todos los días no es poco, de las instituciones bancarias.
En el segundo día de pago de pensiones, y el primera fracción del nuevo salario mínimo decretado por el Gobierno Nacional, las colas a las afueras de los bancos serpenteaban sobre las aceras cubriendo la distancia de varias cuadras.
La lentitud de la atención desespera, y más cuando la edad no da para tanto aguante bajo un clima algo benigno en la mañana pero implacable en la tarde.
Mas que generar certidumbres tales colas solo traían dudas, y entre ellas podemos mencionar: ¿será que el retiro en efectivo –que tampoco supera los 10 o 20 Bs.S, a excepción de los de la Tercera Edad que pueden cobrar entre 90 y 100 Bs.S- irá a parar a los gastos propios de un hogar, o tendrá un destino más confuso?
Una mente menos suspicaz y creyente de que las medidas económicas adoptadas recientemente por el Gobierno Nacional van camino al éxito puede apostar todo a que efectivamente se invierte directamente en la economía familiar, y que por fin la brecha de precios entre modalidades de pago se cerrará. Pero la malicia del pueblo -o mas su inclinación al rumor dirán otros- ha vuelto a abrigar viejas especies relacionadas con el verdadero destino final del efectivo.
Las colas eran un hervidero de esos rumores: que si el 7 por 1 en La Parada de Cúcuta, que si el “cash” para cancelar el contrabando de gasolina, que si la repatriación pagada en dólares por el Banco Central de Venezuela de todo el circulante que ha ido a parar al exterior.
Sea como sea, Carla Chacón, que aun madrugando a las 8 de la mañana aún le restaba al menos una cuadra para ingresar al banco, está segura que lo que le llegue a las manos le servirá para adquirir algunos víveres en su hogar, evitando que los suyos pasen hambre. Le molesta que tenga que venir todos los días a sacar una pequeña porción, y considera que si se supiera programar los retiros de manera que una vez por semana se entregara un monto total correspondiente a esos días sería mejor.
Chacón admite que ha escuchado los rumores respecto a los “malos pasos” del efectivo, y dice que de ser verdaderos, representa un modo de hacerle daño al país, y una demostración de lo poco que quieren a Venezuela quienes a eso se prestan. No obstante también ve que muchas personas en vista de la crítica situación que vive el país caen en tan reprochable fuente de ingresos. Ella misma se presenta como una víctima más de la crisis económica y nos muestra a lo lejos su carro sin uno de sus vidrios –el hueco lo ha tapado con una bolsa negra-, cuyo reemplazo solo lo consigue si viaja al interior del país, porque en el Táchira no lo hay.
Carlos Chacón, prefirió no calarse la cola, e hizo gala en sus opiniones de esa sapiencia económica de la que en estos años se ha empapado el venezolano. Recomendó la vigilancia de las transferencias que se hacen desde el exterior como un modo de contener la fuga de efectivo.
Ernesto Villamizar es un jubilado que ha visto con sus propios ojos a gente durmiendo frente a los bancos para cobrar en efectivo una parte de su pensión, y que todos los adultos mayores soportan estoicamente, incluso los que sobrepasan los ochenta y noventa años. Dice que con el kilo de queso ya en 100 Bs.S lo poco que pueda sacar este viernes se evaporará en el acto. Se quejó del alto costo del medicamento para su tensión, que en La Parada, cuesta 8 mil pesos la caja del producto hecho en Venezuela, cuando en las farmacias locales ya ni se consigue.
Freddy Omar Durán