El lunes pasado, la defensa antiaérea siria derribó por error un avión Il-20 sobre el Mediterráneo, con 15 militares a bordo. En el mismo momento, misiles israelíes apuntaban contra depósitos de municiones en la provincia siria de Latakia (noroeste).

Moscú acusa a Israel de ser responsable del derribo de su avión, afirmando que las fuerzas israelíes le avisaron solo un minuto antes de sus ataques y que los aviones F-16 israelíes utilizaron el Il-20 como “escudo” contra los misiles sirios.

Israel niega la versión rusa.

Peskov calificó el accidente como “una cadena trágica de coincidencias” y acusó el lunes nuevamente a los pilotos israelíes.

“El avión no fue derribado por un misil israelí, gracias a Dios. No obstante, los pilotos israelíes permitieron que se creara esta cadena trágica de coincidencias”, indicó Peskov.

“Las informaciones recuperadas por nuestros expertos militares dan cuenta de eso con elocuencia”, agregó.

Rusia anunció el lunes su intención de entregar en dos semanas a Siria sistema de defensa antiaérea S-300 y señaló que interferirá algunas comunicaciones en el Mediterráneo cerca de Siria.

Un comunicado del Kremlin indicó que el presidente ruso Vladimir Putin informó el lunes por teléfono a su homólogo sirio Bashar Al Asad de la próxima entrega de estos sistemas de defensa.

Peskov justificó esta decisión por “la necesidad de garantizar la seguridad de los soldados rusos”, que intervienen en Siria en apoyo al régimen de Asad desde 2015.

Estas decisiones “no son contra ningún país tercero, sino por la defensa de nuestros soldados”, indicó el portavoz. AFP