El estado deplorable de la vialidad en el parque 12 de Febrero, municipio Cárdenas, es el reflejo del abandono gubernamental en el que se encuentran todas las carreteras principales y secundarias en el estado Táchira, donde prevalecen las basuras, huecos y drenajes colapsados.
Pese a tratarse de una vía con mucho tráfico automotor, ya que es utilizada para interconectar el parque con el Mercado Mayorista de Táriba, ésta carece de las mínimas condiciones para la movilidad, ya que son casi incuantificables los huecos e irregularidades que posee la misma.
Transitarla es exponer a los automotores a daños menores y mayores, ya que no solamente se han formado grandes huecos, sino igualmente cárcavas, las cuales son las que esgrimen mayor peligro para potenciales daños en los carros.
Literalmente la vialidad, es un desastre, ya que la misma no ha sido reparada en muchos años, abandono que se refleja en el pésimo estado, aunado a que en ella se pueden encontrar a cada metro, bolsas repletas de basura, animales muertos y toda clase de desperdicios, pues a causa del mismo abandono gubernamental, ha sido convertida en un relleno sanitario a cielo abierto.
Pese a tratarse de un sector muy conocido y concurrido, éste al parecer no es tomado en cuenta por las autoridades municipales, quienes son las responsables directas del mantenimiento y reparación.
En materia de drenajes, los mismos no están operativos, pues los pocos existentes sencillamente están inoperativos.
Alcantarillas dañadas
Uno de los mayores contratiempos para la movilidad en la vía del parque 12 de Febrero, tiene que ver con los drenajes, ya que los mismos están saturados de basura, por lo que es habitual que se formen lagunas de aguas putrefactas, fétidas, ello a causa de la acumulación de las mismas.
De los tres drenajes existentes, ni uno sólo de ellos sirve para captar las aguas, sumado a que los mismos sistemas han perdido parte de las rejas por lo que son trampas mortales para la movilidad.
En resumidas palabras, los conductores que utilicen esta vía, deben de estar preparados para cualquier eventualidad en sus automotores, pues las condiciones de la carretera no garantizan la integridad de quienes la usan, al igual que el estado de los automotores.
Pablo Eduardo Rodríguez