Internacional
Suben a 12 los muertos por las fuertes inundaciones en Mallorca
11 de octubre de 2018
El balance de las fuertes inundaciones en la isla de Mallorca, en el turístico archipiélago español de las Baleares, ascendió a 12 personas tras el hallazgo este jueves de un hombre y una mujer que podrían corresonder a un matrimonio alemán desaparecido.
«Lamentamos comunicar el hallazgo de dos personas fallecidas, varón y mujer, en la zona próxima a Artà», en el este de la isla, «cerca de donde se encontró el vehículo de la pareja de alemanes desaparecidos», indicaron en Twitter los servicios de emergencia baleares.
Un portavoz de la Guardia Civil señaló que «posiblemente» se trate de esta pareja, pero no se ha podido confirmar todavía.
Con estas dos aumentan a doce las víctimas mortales –seis españoles, dos británicos, una holandesa y otro probablemente extranjero todavía sin identificar– de estas inundaciones que devastaron el martes la parte este de Mallorca.
Un niño de cinco años sigue desaparecido pero no se descarta la posibilidad «de encontrar más desaparecidos que no hubieran sido identificados», advirtió Catalina Caldera, consejera del gobierno regional balear.
Unas 900 personas, entre ellos buzos, colaboraban en la búsqueda y la limpieza de la zona devastada de la isla, muy frecuentada por alemanes y británicos. También se movilizaron perros y drones.
Un portavoz de la delegación del gobierno español en Baleares precisó que el niño desaparecido estaba en un vehículo con su madre, hallada muerta, y su hermana, que sobrevivió.
Según medios locales, la madre consiguió salvar a la hija antes de que la corriente se llevara el vehículo, pero el portavoz no pudo confirmarlo.
– Minuto de silencio de Nadal –
Mientras el gobierno regional decretó tres días de luto, el número uno del tenis mundial Rafael Nadal participó este jueves en un minuto de silencio en su academia deportiva en Manacor, ciudad cercana al área devastada de donde es originario.
Un día antes, Nadal echó una mano «por varias horas», según testigos, a los afectados, achicando barro, botas de agua y ropa sucias, en el pueblo más afectado, Sant Llorenç des Cardassar.
En esta localidad, a unos diez kilómetros del mar y a 60 de Palma de Mallorca, capital del archipiélago balear en el Mediterráneo, un torrente que se desbordó y arrasó todo a su paso.
Vehículos apilados o empotrados, pedazos de muebles regados, cascotes, árboles arrancados de cuajo y mucho barro: las imágenes en Sant Llorenç eran desoladoras.
Entre los automóviles arrastrados se encontraba el taxi donde viajaban los dos británicos, según el portavoz de la delegación del gobierno, hallados muertos dentro del vehículo. El conductor, también fallecido, fue encontrado más lejos.
– «Nadie nos ha avisado» –
La intensidad de las lluvias, más de 220 litros por metro cuadrado en pocas horas, tomaron a todos por sorpresa.
«La tragedia de Mallorca revela fallos en la coordinación y el urbanismo», tituló este jueves el diario El País, señal de una polémica que comienza a tomar cuerpo.
«Nadie se esperaba esto y nadie nos ha avisado», se queja Antonio Galmés Riera, de 55 años, que sacaba la mañana del jueves barro y agua con un cubo de su casa en Sant Llorenç, ya bajo un brillante sol. «Esto es un desastre. Yo tenía aquí cosas muy valiosas», lamenta.
Para la organización Ecologistas en Acción, «la tragedia de Sant Llorenç podría haberse evitado» si la legislación que prohíbe construir en cauces y zonas de alto riesgo de inundación se hubiera respetado.
«Mi casa no se ha visto afectada, pero he venido a ayudar. Hay mucha cosa que quitar, demasiada», dice Marina Bisquerra, una adolescente que como muchos voluntarios sacaban lodo y agua de las casas y retirar restos de las calles, sembradas de ramas y coches y muebles destruidos.
El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, visitó el miércoles las zonas afectadas y prometió fondos para ayudar a las víctimas.
Las islas Baleares recibieron el año pasado a 13,8 millones de turistas extranjeros, principalmente de Alemania y Reino Unido, dos países con muchos residentes en Mallorca. AFP