Cosme llega a la frutería de los Rondón, familia chácara que tiene su kiosko más abajo del antiguo autocine. -Un coco frio sin gas, pide en voz alta, como para que todos lo escuchen. La gente se mira y no comprende lo que pide el viejo repelente. Pide un pitillo y exige que le partan en dos toletes la fresca fruta. Por ahí se va, masticando la carne blanca y mascullando burlas a los que hacen la cola para gasolina desde la noche anterior. -Y no se ha puesto como a mí me gusta, les grita, sin piedad. Un día de estos le van a arrequintar una laja de teja para marcarle un mapa en la porra.
En esos aviones para el regreso a la patria no llegan los hijos de los jefes del gobierno nacional. Creemos que el presidente debe exigir e imponer a sus camaradas la presencia de sus familiares en Venezuela. Sería un gran ejemplo de amor patriota para las generaciones futuras. Diciendo y haciendo, diría el gran filósofo SecundinoMontesquiú. ¿De dónde sacaría ese apellido?
Charles Aznavour marcó nuestra bohemia y nos enseñó que al amor se debe cantar con intención sublime. Su extraordinaria manera de reflejar esos amores hermosos, bajo los acordes de las baladas más hermosas del mundo, hizo que nos acompañara siempre en noches de serenata frente a la ventana prometedora en Pregonero. Venecia sin ti, mi favorita, nos llevó a conocer esos parajes europeos para hacer nuestra también la obra romántica de tantos autores. Buen amigo.
Mandela sufrió casi 30 años de cárcel por pensar distinto al gobierno de los blancos. En Suráfrica una población de un 20 % de habitantes de apariencia física y piel clarita imponía sus caprichos y leyes a una mayoría inmensa de más del 80% restante. Hasta que reventó el curricán y la libertad se impuso sobre la perversidad oscura.
Pulqueria llenó de cebollín el guacal del patio. Ahora es esa cebolla la que usa para todo. –Combínela con tomatico y ajo para que el guiso quede más sabroso, vieja. –Traiga tomate y cebolla blanca, Melqui. Ahí empieza la mamadera de gallo. Le he dicho a Cosme que ésa es una manera cariñosa que tiene mi tía para referirse a su marido. –¡Ay, Melqui! Menos mal que sale a la calle para no escuchar el reguerete de una vieja que es capaz de matar un marrano con una cantaleta criolla. -Conmigo no se pone brava, carreto. Esta tarde va a coser medias y tengo que enhebrarle la aguja, sonríe Cosme, quien tiene menos años y mejores ojos que la pareja del sabor semanal.
No nos podemos quejar. Ahora tenemos los pasaportes más caros del mundo. Eso es estilo criollo para mostrarlos con orgullo en Paris, Carache, Londres, Siquisiqui, Mónaco yCunaviche.
-Compadre Cosme, llama mi tía al amigo de siempre. –Melquiades no está comiendo nada. Y eso, comadre? –De eso, sí!
¡¡Tiburones…Pa ´encima!! (Carlos Orozco Carrero)