Nuestra ruana sacudió sus grises melancólicos y entró revoloteando con multicolores acordes en el Festival del Bambuco Tachirense. Hermoso evento que rebasó todas las expectativas planteadas por sus organizadores y participantes. Luis Hernández y Carlos Contreras invitaron a los que debían estar en esa búsqueda permanente de los orígenes, presencia y proyección de esta manera musical tan nuestra como es el bambuco. Creemos que la permanencia y futuro de lo que nos identifica musicalmente está asegurada por la presencia de tantos muchachos, quienes pulsaron mandolinas y tiples para dejarnos el sabor propio de lo que llamamos nuestro Táchira hermoso.
Los Sukoy rusos, los Shulines chinos y los F16 gringos no llegaron al sitio de la emboscada en nuestra frontera. Ni los satélites retrataron nada. Tantos millones de dólares echados a algún saco roto con salida a los bolsillos de los perros de la guerra de siempre. Todos en defensa de Venezuela, señores.
Debo hablar del catire Teodoro. Lo conocí cuando se le presentó al país un proyecto donde los mejores profesionales, artistas y pensadores de Venezuela hicieran unaspropuestas de trabajo para llevar hasta niveles superiores de desarrollo el futuro de nuestra población. Todos conocemos lo que ocurrió en aquellos años. Todavía resuenan en los oídos de muchos aquella frase lapidaria: “…Los espero en la bajadita…” Y no era una bajadita cualquiera. Es una profundidad de hueco negro espacial, donde parece que no hay fondo para intentar un salto de recuperación posible. Debes descansar en paz, catire.
Mi tía Pulqueria sigue con la cantaleta. –Yo quiero ir a la playa, Melqui. Tenemos tiempo sin una remojada con agua salada. Mi tío nos mira y no dice nada. Creemos que es mejor este silencio que una mentada a su pobre mujer, quien se esfuerza por complacer con un cafecito artesanal, tres partes de maíz molido y una de café. Algo es algo y se agradece. Cosme comenta en voz baja:-Carreto, creo que nunca más van a ver el mar estos parientes tuyos. Lo que cobran por la jubilación no les alcanza ni para llegar a Capitanejo.
Empezó la pelota en el club Latino. Todos desean ver en acción al rey del piconazo con su estilo uribantino de levantar tiros contra el terreno. Chamos y Arroz Gran Marqués salen con el favoritismo de siempre.
Es triste observar como aquellos programas de ayuda a nuestros alumnos han pasado a mejor vida. La deserción es inmensa y las escuelas parecen viejas paredes sin la alegría propia de las correrías de cientos de muchachos. No olvidemos nunca que los derechos de los niños son superiores en el mundo entero, apreciados maestros.
Cosme llegó contando que estuvo en el Colegio de Ingenierosdisfrutando del Festival del Bambuco Tachirense.. Muy contento nos dijo que conoció de la vida de tantos compositores e intérpretes del estilo montañero. –Cuándo fue eso, preguntó Melquiades.- No le diga nada, compadre. Este viejo vive encerrado y se pierde todo lo bueno de la vida. (Carlos Orozco Carrero)