Regional

La “colítis” aguda no tiene remedio en el Táchira

27 de noviembre de 2018

1.846 vistas

El día lunes fue una réplica de lo sucedido el sábado y el domingo: largas colas  de vehículos en espera de ser surtidos de combustible en las contadas estaciones de servicio que funcionaban en el estado.

Un mal para el cual no existe la versión oficial que lo explique; y su vacío lo ocupan rumores del tipo: lo que pasa es que en Colombia volvió a aumentar el precio de la gasolina, y más de uno está cuadrando su plata para diciembre.

Desde septiembre se está esperando de parte del Gobierno Nacional el funcionamiento de la venta automatizada de combustible a través del Carnet de la Patria, como medida para contrarrestar el contrabando y sus ganancias en alrededor del mil por ciento. Pero ni esto se ha dado, ni tampoco la sinceración de los precios en el territorio nacional, también anunciada por el primer mandatario nacional con bombos y platillos.

Pero mientras la supuesta solución definitiva permanece en el tintero; el caos vuelve a hacer de la suya.

Este lunes a cada conductor le tomó alrededor de seis horas, esperar por el equipamiento de sus carros, sin contar las horas de transnocho que pudo haber gastado.

Desde un ambiente del ruido que emanaba de los carros, tanto los que estaban en cola, como los que intentaban sortear el poco espacio que está abría en algunas calles, las voces de protestas se sobreponían En las mismas se manifestaban que si bien era entendible que la escasez propiciaba tal congestión; también otros factores irregulares contribuían a que ésta fuera de lento desenvolvimiento.

En la cola de la Unidad Vecinal se quejaban por los coleados en toda la entrada de la estación de servicio; pese al control que ejercía los cuerpos policiales mediante la recolección de las cédulas. Pero esos vivarachos no la tenían del todo fácil, ya que si bien recibían el visto bueno de la “complicidad interna”, debían negociar con las personas que si debieron soportar la espera. En un tono compasivo, casi al borde de las lágrimas, una persona se acercó a uno de los conductores en espera, y melodiosamente pronunció las palabras mágicas: “mire, es que soy funcionario público, será que por favor me permite…”. Una petición de mucho riesgo ante un ser poseído por la ira, el malestar, y otras necesidades corporales como el hambre, por ejemplo…

Entre esos indignados, estaban Veronica Silva quien no ocultó su preocupación porque sus hijos ya estaban saliendo de la escuela, y porque una mañana que podía usar para otros asuntos sencillamente la desperdició.

Pedro Durán, conductor de una buseta, no sólo tuvo pérdidas económicas sino que dejó de prestar el servicio a muchos pasajeros, que tal vez tuvieron que escoger otros modos menos cómodos de movilización; y para colmo estaba recién operado, por lo que esperar en la cola significaba un riesgo para su salud: afortunadamente uno de sus hijos le ayudó por unas horas.

Freddy Omar Durán

¡Quieres recibir el periódico en la puerta de tu negocio!

1 Mes

  • 3 Ejemplares semanales
  • Entrega gratis (Delivery)
  • Aviso impreso 2×5
  • Descuento del 5% en publicidad Digital
  • Osequio de Instagram
    1 Post 1 historia

Mensual
54.000 Cop

Pago único

Suscribirse

3 meses

  • 3 Ejemplares semanales
  • Entrega gratis (Delivery)
  • Aviso impreso 2×5
  • Descuento del 10% en publicidad Digital
  • Osequio de Instagram
    1 Post + 1 historia
  • Descuento del 5%

Mensual
51.300 Cop

Pago único

Suscribirse

6 meses

  • 3 Ejemplares semanales
  • Entrega gratis (Delivery)
  • Aviso impreso 2×5
  • Descuento del 20% en publicidad Digital
  • Osequio de Instagram
    2 Post + 1 historia
  • Descuento del 5%

Mensual
48.600 Cop

Pago único

Suscribirse