Tres cebollitas, un volcán y algo que antes parecía impensable: un par de tubos de siete colores y no el paquete completo. Los tachirenses que tienen dinero para hacerlo están comprando pólvora este fin de año al estilo bodega: detallado, de una o dos unidades por producto.

En esto coinciden usuarios y comerciantes de la única feria de San Cristóbal con permiso de las autoridades, localizada desde el pasado 23 de diciembre frente a la sede de Protección Civil Táchira, en el complejo ferial.

Hace 18 años, cuando Henry Rojas empezó muy joven a vender fuegos artificiales, alcanzaban a ser 220 los tarantines que llenaban el estacionamiento de la plaza de toros. Este 2018 se cuentan 17 puestos.

Las ventas, comparan desde ya, están más flojas en comparación con el año pasado. Los comerciantes del ramo manejan menos volumen y reciben menos compradores, aunque una vez más han cumplido todas las exigencias y requisitos de los organismos con competencia sobre esta materia, afirman.

“Antes traíamos un container. Ahora la mercancía cabe en una camioneta”, advierte de entrada otro de los vendedores, en cuyos puestos se lee claramente que está prohibida la venta a menores de edad. Mientras pasan el punto, los comerciantes recuerdan a los compradores que los productos deben ser manipulados siempre por adultos con toda precaución.

La mercancía que importadores traen de China parece, en efecto, haber mermado. Algunos compararon que si en años anteriores pedían 20 bultos de siete colores, esta vez se tuvieron que conformar con tres bultos.

Los usuarios que se acercan preguntan precios y seleccionan de a poquito. Así hizo Alirio Suárez, habitante del municipio Fernández Feo, quien gastó 2.500 bolívares en una bolsita con poca pólvora. “Todos los años procuro comprar, pero esta vez más suave, por lo caro”, dijo. Una pareja de esposos, entre tanto, seleccionó otras pocas presentaciones para alegrar la Nochevieja de sus niños pequeños.

Los precios oscilan desde un raspa-raspa, lo más económico, a 40 bolívares, hasta una torta sencilla de fuegos artificiales que puede oscilar entre 10.000 y 15.000 bolívares. Una caja de luces de bengala se consigue hasta por 300 bolívares, mientras que el paquete de siete colores puede costar 3.500 bolívares.

Aunque este de Pueblo Nuevo cuenta con permisos y medidas de seguridad, a sancristobalenses consultados les preocupa la aparición de otros puntos no autorizados de venta de pólvora en la ciudad. Llaman a las autoridades a abocarse al asunto, para evitar hechos que lamentar.

Todo indica que el cielo tachirense de este fin de año brillará menos por efecto de la crisis económica.

Daniel Pabón