El año que se inicia tiene para todos compromisos ineludibles. El primero es la unidad nacional. La unidad del verdadero liderazgo con nuestro pueblo frente a sus problemas inmensos y los grandes riesgos que nos han golpeado este año que recién termina.
Ha sido importante que algún sector de la oposición política haya entendido la necesidad del criterio unitario frente a la amenaza propiciada por los intereses transnacionales que pretenden arrebatarnos el Esequibo y respaldaron la acción de la Armada Nacional ordenada por su comandante en jefe, así como el exhorto al regreso de los mecanismos diplomáticos y políticos.
Esa misma postura deberíamos compartirla todos los que nos sintamos venezolanos ante la amenaza de agresión imperial sobre nuestro país. La implementación del plan de recuperación económica en puntos pendientes debería ser también punto de encuentro. Especialmente lo que tiene que ver con los precios de los combustibles y sus derivados.
Todos sabemos la pérdida terrible que significa para nuestro país regalar, lanzar a la basura, la fortaleza que significa la producción de la empresa nacional más importante, para beneficiar sólo mafias y perversos grupos delictuales.
La comprensión y la unidad nacional deben estar allí, además de nuestra tarea para explicar y orientar al pueblo sobre las dificultades graves en que estamos; las amenazas reales que padecemos nos obliga para hablar, para proponer, para unirnos todos apartando los odios, respetándonos en nuestras posturas diversas.
Lo que está en juego es la supervivencia de la nación toda. Esa razón es más que suficiente para aseverar que todos somos importantes, que nos necesitamos y que sumando fuerzas vamos a superar los más graves riesgos, a comprender la realidad, a domesticarla y lograr el propósito de vivir en alegría, en paz, en respeto a la dignidad de cada uno.
¡Eso le pedimos a Dios y a La Chinita en este año 2019, que deseamos sea feliz para todos!
(Francisco Arias Cárdenas)