(AFP) Carmen Marcano muestra su brazo impactado por perdigones tras salir a protestar contra el presidente Nicolás Maduro, animada por la sublevación el lunes de 27 militares que robaron armas y se atrincheraron en un destacamento antes de ser detenidos.
“Nos espantaron a fuerza de bombas, nos persiguieron con perdigones”, contó Carmen a la AFP un día después del enfrentamiento entre uniformados y habitantes de Cotiza, barriada del norte de Caracas adyacente a un destacamento donde capturaron a los militares rebeldes.
Al menos 30 pequeñas protestas se registraron en sectores populares de Caracas para apoyar la sublevación, y en algunos puntos se extendieron hasta la madrugada del martes, señaló el Observatorio de Conflictividad Social.
“Nos sentimos apoyados cuando los guardias (militares) salieron diciendo que apoyarían al pueblo”, narró Carmen, de 60 años, en alusión a videos donde se veía a un puñado de uniformados insurrectos.
En La Pastora (centro) quemaron con bombas molotov una biblioteca que lleva el nombre del diputado chavista Robert Serra, asesinado en octubre de 2014, dijeron testigos.
“Eso fue vandalismo”, afirmó Zoila Aguilar mientras contemplaba restos humeantes de neumáticos.
Las barriadas de El Valle, 23 de enero, Catia y Petare se contaron entre los puntos donde los vecinos se manifestaron, además, con cacerolazos.
También se presentaron protestas en las zonas periféricas de Guarenas, El Junquito y en la autopista que une Caracas con la vecina ciudad de La Guaira, donde se localiza el aeropuerto que sirve a la capital. En la autopista, vehículos que circulaban durante la madrugada fueron apedreados.
El ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, atribuyó los hechos a un supuesto plan encabezado por el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence y “la célula terrorista” del partido opositor Voluntad Popular, del encarcelado Leopoldo López y el jefe parlamentario Juan Guaidó.
“Razones para protestar sobran”
En Los Mecedores (oeste), donde también chocaron manifestantes y uniformados, el olor a gas pimienta impregnaba el ambiente este martes temprano en medio de calles llenas de escombros, aunque ya en calma.
“¡Fuera Maduro!, era lo que gritaba la gente. Fue horrible. La policía disparando y los gases lacrimógenos por todos lados. Tuve que meter a mis nietos en el baño. Con esto no se soluciona nada”, declaró a AFP Dinora de Longa, de 60 años.
Obdulia Pérez, de 60 años, llevó a su nieto de cuatro meses al hospital con un paro respiratorio causado por nubes de gases lacrimógenos que subían a los apartamentos. Aunque dice sentirse temerosa, afirma que “razones para protestar sobran”.
Las protestas caldearon el ambiente de cara a las manifestaciones del miércoles, cuando se conmemoran 61 años de la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
La oposición se manifestará contra Maduro, a quien tilda de “usurpador”, y para exigir un gobierno de transición y elecciones.
En tanto, el chavismo marchará en distintos puntos del país para defender la legitimidad del segundo mandato de Maduro, que comenzó el pasado 10 de enero en medio del desconocimiento de buena parte de la comunidad internacional.
Será el primer gran pulso en las calles tras las violentas protestas que dejaron unos 125 muertos entre abril y julio de 2017, en medio de la peor crisis en la historia moderna del país petrolero, con escasez de alimentos y medicinas y una hiperinflación que el FMI proyecta en 10.000.000% para 2019.
“De que salgo, salgo, no tengo miedo de volver a salir a luchar por una Venezuela a ver si la recuperamos”, dijo Carmen con su brazo lleno de moretones y laceraciones.