Francia registró en 2018 un crecimiento del 1,5% del Producto Interior Bruto (PIB), frente al 2,3% de 2017, una ralentización provocada por el freno económico mundial y por la caída del consumo interno en el contexto de las protestas de los «chalecos amarillos».
El resultado, la primera estimación publicada este miércoles por el instituto de estadísticas francés (Insee), es inferior a las previsiones del gobierno, que esperaba un crecimiento del 1,7%.
En el cuarto trimestre del año el PIB creció un 0,3% pero fue insuficiente para aumentar el total anual.
«A pesar de la degradación del entorno internacional y del movimiento de los ‘chalecos amarillos’, el crecimiento francés es sólido. Nuestra política da resultados», escribió en Twitter el ministro de Economía Bruno Le Maire.
Según el Insee, el consumo de las familias se frenó entre octubre y diciembre, con crecimiento cero, frente al 0,4% del trimestre anterior. En el conjunto de 2018 el consumo aumentó un 0,8%, frente al +1,1% de 2017.
Una caída que se explica en parte por la incertidumbre relacionada con el movimiento de protestas de los «chalecos amarillos».
A ello se añade el contexto de freno económico mundial por las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China así como la incógnita sobre el Brexit en Europa.
«No hay una recesión a la vuelta de la esquina pero el riesgo de un retroceso más pronunciado del crecimiento mundial aumentó», dijo la semana pasada en el foro de Davos (Suiza) la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde.
El FMI redujo sus previsiones de crecimiento en Francia a 1,5% en 2019, frente al 1,7% que prevé el gobierno para este año. AFP