Desde que se conoce la creación del mundo se habla de pobreza. De ahí, se deduce que el concepto de pobreza es antiguo. La acepción de pobreza es la carencia de potencialidad o capacidad de producir, lo cual se traduce en la carencia de bienes y servicios esenciales para el bienestar. Existen en forma general tres tipos de pobreza: falta de desarrollo humano. Este tipo cataloga la pobreza por falta de capacidad de producir o desarrollar un potencial productivo sustentable. Es decir, ser pobre para realizar a plenitud una gestión emprendedora sin privar las capacidades, posibilidades y derechos básicos para su realización plena. Pobreza absoluta. La misma está orientada en las capacidades para producir sus propias potencialidades. Según estudios de Seebohm Rowntree sobre la pobreza, elaboró una “línea de pobreza” que, además de la alimentación, incluía a la vivienda, a las prendas de vestir y demás accesorios para un funcionamiento puramente físico de las personas. Pobreza relativa, es aquella que varía con el desarrollo social referente a una época y sociedad, donde el consumo mínimo, amenaza la supervivencia y conduce a un estado de exclusión o imposibilidad de integrarse y participar en una vida social.
Al iniciarse el siglo XII, la pobreza era uno de los factores normales en la vida humana, así como existieron las enfermedades graves, ausencia de educación, de libertad religiosa, política y demás prácticas de la sociedad. Luego, en la segunda mitad del siglo XIX, al profundizarse la industrialización, comenzada en Inglaterra y varios países de Europa occidental, comenzó a cambiar el tipo de pobreza, al surgir una nueva normalidad: la del bienestar, no solo como una aspiración natural deseable sino posible en la vida de los individuos.
A la par de esa disminución de los desdichados en algunas naciones del viejo mundo, se inició un recrudecimiento de la pobreza en uno de los países emblema del desarrollo económico como Estados Unidos. Para 1950, el coloso del norte tenía aproximadamente 40 millones de pobres. Tal situación motivó al presidente de ese país, Lyndon B. Johnson, en 1964, a emprender una lucha frontal contra ese flagelo social con el programa “Guerra contra la pobreza”. En contraposición al lineamiento de la pobreza, a mediados del siglo XX empezó su disminución tanto en Estados Unidos como en sociedades desarrolladas en el mundo. Pero en la segunda mitad de la centuria XX, inició un repunte ese fenómeno de exclusión social, debido a una serie de problemas, tales como: aumento de las tasas de criminalidad, los nacimientos extramaritales, la drogadicción, incremento de madres solteras y menores de edad, dependencia y disminución de las ayudas sociales, así como el crecimiento de la crisis económica (inflación en casi todos los países del universo).
En 1987, en París, Francia, miles de personas se aglomeraron en la plaza del Trocadero para manifestar y reclamar a favor de la vigencia y respeto a los Derechos Humanos y exigir la libertad en honor a las víctimas de la pobreza, la violencia, el hambre y el miedo. El emprendedor de esta iniciativa fue Joseph Wresinki, fundador y líder del Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo. Al tiempo, la Asamblea General de las Naciones Unidas, según resolución 47/196, declaró en 1993 celebrar el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, el 17 de octubre, con la finalidad de crear y promover conciencia sobre los propósitos para erradicar la pobreza y la indiferencia en los países, particularmente desarrollados, como una prioridad de su crecimiento.
En la resolución 47/196, del 22 de diciembre de 1992, el organismo mundial sostiene: La pobreza, un problema de derechos humanos: “Según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, a nivel mundial, más de 800 millones de personas aún viven con menos de US$ 1,25 al día y muchos carecen de acceso a alimentos, agua potable y saneamientos adecuados”. Así mismo, expresó: Fomentar sociedades pacíficas e inclusivas: “El tema de la conmemoración de este año nos recuerda la importancia de la dignidad, de la solidaridad y de escuchar a las personas más desfavorecidas. El Compromiso de Acción pone de manifiesto estos valores para luchar y acabar con la pobreza. Estos son también evidentes en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible que fija la erradicación de la miseria como el objetivo fundamental y obliga a todos los países a eliminarla, mediante estrategias que garanticen el ejercicio de todos los derechos humanos y aseguren que no se deja a nadie atrás”. Organización de las Naciones Unidas.
En la Cumbre del Milenio de 2000, los Gobiernos se comprometieron a bajar la pobreza a la mitad hasta 2015. En contraste con esa aspiración colectiva de los países del orbe, en Venezuela acontece lo contrario. Ahora la población es más pobre, porque no le alcanza el dinero para pagar los precios astronómicos de los alimentos, medicamentos, bienes y servicios, debido a las políticas y medidas económicas desacertadas y fracasadas del socialismo chavista-madurista. No solo los menos pudientes pasan hambre y apuros, sino también el resto de la sociedad venezolana…
Al conmemorarse el 17 de octubre el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, abogamos para que esos valientes y supervivientes seres humanos que resisten ante tanta calamidad, tengan la protección, bendición y misericordia divina, así como la ayuda adecuada, oportuna y justa de los Gobiernos para menguar la crisis grave que destroza a casi un millar de millones de seres humanos desprotegidos. Enhorabuena los pobres del mundo por su entereza para afrontar tanta penuria. Loas al esfuerzo de los pobres para encarar un sinnúmero de vicisitudes…
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(Alejo García S)