Nacional
«Estamos mal»: venezolanos ansían la llegada de ayuda humanitaria desde Colombia
7 de febrero de 2019
Yajaira González llora con la esperanza de que su pedido se escuche en Caracas. Otrora chavista, esta migrante suplica al gobierno de Nicolás Maduro que deje entrar la ayuda humanitaria de Estados Unidos para atender el desabastecimiento de alimentos y medicinas en Venezuela.
Como esta sexagenaria, son cientos los venezolanos que desde la frontera con Colombia instan a Caracas a dejar ingresar las ayudas anunciadas por el gobierno norteamericano y aceptadas por el opositor Juan Guaidó, reconocido por unos cuarenta países como presidente interino de Venezuela.
«No es como usted dice que estamos bien. No estamos bien, presidente, estamos mal», explica esta mujer canosa a quien la profunda crisis económica de su país obligó a huir desde el estado Anzoátegui al municipio colombiano de Villa del Rosario.
A metros de ella están las bodegas dispuestas por Bogotá para recibir los medicamentos, los kits de aseo y la comida no perecedera financiados por el gobierno de Donald Trump, que también se enviarán desde Brasil y una isla caribeña por definir.
A la oposición de Maduro para recibirlas, pues considera que es la puerta de entrada a una intervención militar que Washington no descarta, se suma el bloqueo la víspera por parte de militares venezolanos de un puente fronterizo por el que se presumía que se transportarían los cargamentos.
Dos contenedores azul rey y una cisterna de una camión de transporte de combustible roja fueron atravesados en los carriles del puente Tienditas, que comunica las localidades de Cúcuta (Colombia) y Ureña (Venezuela).
La moderna estructura, terminada hace tres años y construida por ambas naciones, no ha sido inaugurada. Su apertura se ha postergado por la orden de Maduro de cerrar la frontera común de 2.200 kilómetros a finales de 2015, aunque levantada meses después.
«Murió un amigo»
Alrededor de 35.000 personas siguen usando a diario el viejo puente Simón Bolívar. Por allí la ingeniera Dajelys López empuja el coche que transporta a su bebé recién nacido, con la esperanza de encontrar en Cúcuta lo que escasea en su patria.
Arrastra el dolor de ver a sus cercanos sufrir por un severo desabastecimiento que disparó la migración, calculada en 2,3 millones de personas desde 2015, según la ONU. «Ayer se murió un amigo porque le dio una parálisis y no tenía medicamentos para afrontarlo».
La ayuda «me parece (…) excelente», sostiene.
Aunque el canciller colombiano, Carlos Holmes Trujillo, aseguró que aviones con ayuda ya han llegado a Colombia, es un misterio cuándo y cómo se llevarán al otro lado de la frontera.
Bogotá y Caracas prácticamente no tienen relaciones desde mediados de 2017. El presidente Iván Duque lidera la presión diplomática contra el gobierno de Maduro.
Las autoridades venezolanas han sido enfáticas en que no permitirán el paso, mientras que Guaidó llama a los militares a que en un acto de «humanidad» las dejen pasar. Los expertos coinciden en que la situación probará la unidad de mando de la Fuerza Armada, bastión de Maduro.
«Ellos tienen una responsabilidad importante, si seguir de lado de una dictadura (…) o ponerse del lado de la Constitución», dijo Guaidó a Blu Radio de Bogotá.
En medio de la guerra de declaraciones, la frontera mantenía este miércoles su rutina. Policías de ambos lados realizaban su patrullaje habitual. Con el anuncio de que las donaciones serán solo para los residentes en Venezuela, los migrantes acuden a los refugios dispuestos por Colombia.
«Yo fui chavista, ¡yo fui chavista!, pero quiero que entregue la presidencia para que los venezolanos vivamos tranquilos», afirma la canosa González, de 64 años, a punto de estallar en llanto. AFP