La llegada de la lluvia y vientos menos violentos favorecían este martes el trabajo de los bomberos para controlar los devastadores incendios forestales que dejaron al menos 45 muertos en Portugal y en España. El fuego causó 41 muertos en el centro y norte de Portugal, duramente golpeado por los incendios por segunda vez en cuatro meses. Pero seis de las siete personas dadas por desaparecidas la víspera fueron halladas sanas y salvas, anunció una portavoz de la Protección Civil, que censó también 71 heridos, de los cuales 16 en estado grave. Casi 3.000 bomberos seguían movilizados para evitar que se reaviven algunos focos ígneos, pero Protección Civil no señaló ningún siniestro activo “importante” desde el amanecer. Los bomberos se vieron ayudados por la lluvia que cayó durante la noche. (AFP)