Como era de esperarse, con el apagón que desde el día jueves 7 de marzo afecta al país, echar gasolina en el estado Táchira pasó de ser un problema a ser un problema de alto voltaje, es decir, se agudizó la situación.
Este estado fronterizo que ya tiene meses con una gran crisis por las largas colas que se forman para surtir gasolina, sabía que luego de dos días sin poder equipar los vehículos
por la crisis eléctrica, el problema se acentuaría, ya que desde el momento en que se oscureció el país no se ha normalizado la distribución en las diferentes estaciones.
Ya había tenido el tema de la gasolina otro pico de crisis –y aún más de lo normal- cuando el día 23 de febrero se prohibió la venta por dos días, como medida preventiva ante el cierre de frontera que anunció el Gobierno Nacional.
Y ahora desde el día jueves cuando se produjo el apagón las estaciones abiertas han sido muy pocas. Y aún cuando ya hay servicio eléctrico, los cortes por horas afectan la venta de combustible y las colas en las pocas estaciones operativas son descomunales, al tiempo que la mayoría están cerradas y ya con largas filas.
En el cuadro tachirense, ya es casi común ver a cualquier hora del día día, kilométricas filas de carros de todo tipo y marca en espera de poder echar combustible, y estos dos días luego que llegará la electricidad se pierden de vista las colas.
Igual sucede en las pocas estaciones que venden gasoil. Se observan las busetas y camiones en espera de lograr el cometido.
En el Táchira si los conductores quieren surtir gasolina ya no pueden dormir, deben “velar” –vigilar- la estación de servicio para tratar de al día siguiente surtir gasolina o si no comprar revendida que como todos saben tiene un costo superior.
Estos días en las pocas estaciones abiertas se ha observado mayor orden, aunque los conductores no dejan de quejarse por el martirio que significa para un tachirense poner su carro a andar con el hidrocarburo necesario. (OLM)