Entre la concepción liberal en el que el juego de la oferta y la demanda equilibra los precios, y la concepción estatista en la cual hay que ejercer controles para evitar que la inflación destruya el bolsillo del consumidor, se mueve el tenebroso limbo de la especulación, que obedece a la arbitrariedad, y de los tiempos críticos trata de sacar prosperidad.
Aquellas pequeñas cosas que en la abundancia casi ni se notan, en la carestía se hacen imprescindibles, y son precisamente estas las que caen se encarecen. Eso lo ha experimentado que ante el cierre de muchos locales comerciales, solo les queda recurrir a su “vecino bodeguero”, esperando algo de consideración y clemencia, ante lo cual solo reciben como respuesta que a él también lo afecta la crisis.
Ejemplo de ellos son las velas, por las cuales por unidad se está cobrando entre 1.000 y 1.500 bolívares, cuando apenas unos días antes se podían conseguir un poco más de la mitad de ese monto. Como han informado los consumidores, las reiteradas fallas del servicio eléctrico anteriores al megapagón de estos días, ya habían puesto a este producto en la categoría de lujos que muchas economías familiares no soportaron.
Igual ha ocurrido con las cajas de fósforos, necesarias tanto para encender las velas como las hornillas de las cocinas.
Siendo que una vela apenas si puede durar unas horas, los velones, con una luz más tenue, se han convertido en una alternativa, tampoco nada económica pues dependiendo de su tamaño puede oscilar entre los 4 mil y los 7 mil bolívares.
Linternas costosas
Otro producto que se ha encarecido han sido las linternas recargables que pueden superar los 20 mil bolívares; no obstante, en contra de ellas está hecho de que a pesar de la inversión el factor mala calidad de muchos artefactos han deparado malas sorpresas.
Pero como siempre el ingenio del venezolano se busca alternativas para no quedarse completamente a oscuras. Una de esas soluciones radica en reutilizar la cera, ya sea incorporándole pábilo, o esos billetes de viejas denominaciones, que se creía ya inútiles, los cuales se queman muy lentamente.
Otra opción viable para recargar celulares ha sido utilizar cargadores de automóvil conectados a una batería cuadrada de nueve voltios.
De otro lado, si se dispone de una pequeña cantidad de gasoil, con algo de tela y botellas de salsa de tomate con una pequeña escisión en su tapa, se pueden construir mechones, pero se recomienda utilizarlos como luz externa.
También las fogatas han regresado, a las cuales se alimenta con lo que la naturaleza provea, ya que la leña comercial ha ido en escalada.
Freddy Omar Durán