Como diría mi amigo Astroberto Poches Perico, todos los Estados y sociedades del mundo presentan y tienen necesidades insatisfechas y el gran anhelo es superarlas y así lograr un mejor nivel de vida. Pero no solamente ese debe ser el objetivo, sino también cambiar la realidad para marcar nuevos senderos que conduzcan a la libertad y felicidad plena. Y Todo eso se logra con la planificación de un Proyecto Nacional, que viene siendo como la visión del país y la sociedad que se quiere construir. Precisamente, en el caso de Venezuela, el Plan de la Patria contiene las coordenadas concretas de ese Proyecto Nacional, porque allí están expresados de manera clara y concreta los grandes objetivos de la República. Así encontramos el gran y supremo objetivo de todo Estado y toda Nación, que no es otro que lograr y mantener la independencia por encima de todas las cosas y no ser como Colombia, Argentina, Brasil, Chile, Perú, Panamá, países que hoy se arrastran como perritos sarnosos ante el imperio norteamericano.
Pero la Revolución no solo impulsa y defiende la independencia por mero capricho, sino que queremos esa soberanía sirva para impulsar nuestro propio sistema político y sistema de gobierno, es decir, el socialismo como proyecto de vida para blindar nuestras capacidades como Estado y abrir los espacios para la mayor participación del pueblo y convertirnos en una potencia en lo económico, lo político, lo militar y lo social. Todas esas fortalezas nos permitirán jugar un rol de verdadero sujeto histórico en la configuración de un nuevo eje geopolítico, donde las relaciones internacionales se den dentro del marco del respeto y la libre determinación de los pueblos, enmarcados en la visión de un mundo multipolar y pluricultural. Y esa fuerza de sujeto histórico debe impulsarnos para defender la vida de la especie humana y rechazar todas las políticas genocidas que quieren imponer los imperios y sus transnacionales.
Una vez visualizados todos esos contextos debemos interrogar la realidad para escudriñar todas esas dimensiones de la lucha política y económica y determinar el comportamiento de los actores internos y externos que se confabulan contra el Gobierno nacional. Aquí habría que preguntarse: ¿Por qué Venezuela? Por qué no Colombia y todos esos países latinoamericanos que hemos mencionado más arriba. La respuesta es porque nosotros tenemos dignidad de país y nuestro gobierno no se arrastra ante ningún imperio; mientras los otros sí; además son blandengues y apenas le muestran la perrarina comienzan a mover el rabo. Lamentablemente, esa es la verdad de muchos países hoy en día, cuyo porvenir es de miedo y entrega.
Venezuela está profundamente amenazada, no solo por el imperio sino también por países latinoamericanos, de allí que es urgente y necesario una nueva visión geopolítica y geoestratégica que nos permita rediseñar las coordenadas de nuestro espacio vital y así cumplir el rol referencial que tiene Venezuela como país que impulsa la lucha revolucionaria para liberar al pueblo y mantener la independencia total y absoluta. (Eduardo Marapacuto)
Politólogo