Con la muerte del temido Roberto Vargas Gutiérrez, alias Gavilán, quien gustaba de las niñas vírgenes y tenía 22 órdenes de captura en su contra, el mensaje del Gobierno fue claro y contundente para los demás integrantes del Clan del Golfo: “sométanse o todos irán cayendo”, reseñó Diario La Opinión.
Vargas Gutiérrez, segundo al mando de dicha organización criminal, murió el jueves en Turbo (Antioquia) durante la Operación Agamenón II, por parte de un cuerpo élite de la Armada, con inteligencia de la Policía.
Este hombre tenía una trayectoria criminal de más de 20 años y era quien coordinaba el tráfico de droga hacia Centroamérica y ordenó acciones directas contra la Policía en el 2016.
Por Gavilán, las autoridades ofrecían una recompensa de 500 millones de pesos, tras ser considerado un objetivo de alto valor para la Fuerza Pública.
“Las instrucciones que les he dado a nuestros comandantes y al ministro de Defensa (Luis Carlos Villegas Echeverri), es contundencia contra esta organización”, señaló el presidente Juan Manuel Santos.
Estaría en Norte de Santander
Santos se refirió también a la muerte del teniente del Ejército Estiven Torres Mosquera, ocurrida el pasado lunes en una operación lanzada contra el Clan del Golfo en el corregimiento de San Faustino, Norte de Santander, frontera con Venezuela.
En la acción, cinco integrantes de esta organización perdieron la vida y 11 más fueron capturados, pertenecientes al esquema de seguridad de Luis Orlando Padierna Peña, alias Inglaterra, cabecilla principal en el departamento.
Gavilán era el cabecilla con mayor capacidad armada y estructural, y serían Inglaterra o el Viejo los llamados a sucederlo, publicó el diario neogranadino. (MB)