Los resultados de las incoherencias de la dirigencia de oposición no pudieron ser peores que este resultado electoral. Nada de lo que sucedió es responsabilidad del ciudadano que participó, así como tampoco es responsabilidad del que se abstuvo de votar, con mensajes contradictorios el ciudadano quedó huérfano de lineamientos ciertos y unitarios.
La dirigencia de oposición y sus generadores de opinión, tanto de los participacioncitas como abstencionistas, deben parar la descalificación ya.
La única unidad que realmente ha existido es la unidad social, la de los ciudadanos, es la única; la unidad de la dirigencia y sus organizaciones nunca fue unidad y es el mal que hoy padecemos, como cáncer que hace metástasis en nuestras posibilidades de derrotar al régimen.
Dividirnos los que abajo luchamos no tiene sentido. Los tachirenses hemos dado luchas ejemplarizantes en la calle y en las elecciones; en los dos casos, sin condiciones idóneas, pero la participación, solidaridad y apoyo permitieron condiciones para luchar durante 4 meses y sostenerla, así como posteriormente ir a unas elecciones cuyas condiciones las garantizó la alta participación.
Hoy nadie puede explicar las razones del por qué las encuestadoras, todas, se equivocaron, ninguna acertó, solo en el nivel de participación acertaron. La elección es fraudulenta, el sistema es fraudulento; pero tampoco es que previamente el Gobierno adjudica unas gobernaciones a los que hacen alianzas con ellos. La elección de Andrés Velásquez demuestra lo contrario, le robaron las elecciones y demostró que fue así. Si fuese por adjudicación, no hubiese tenido esa posibilidad. Las últimas encuestas que revisé antes de las elecciones indicaban el crecimiento de los ‘ni ni’, que se suma a la abstención histórica; nadie contabiliza los venezolanos que ya se fueron, que son guerreros de la calle y electores los dos muy activos. Más de 2 millones se fueron.
Lo peor que nos puede pasar es que, si no ha existido unidad en la MUD, ahora no tengamos unidad en la sociedad opositora. Divididos, le auguro un reinado largo a Maduro.
Si la discusión la ponemos en términos simples de participar (en elecciones, lucha armada, guarimba, calle, desobediencia), si primero hay condiciones, pues nunca existirán con el gobierno totalitario.
Vivimos la suma de los errores, que son muchos de paso. Pero cuando se ganó la Asamblea Nacional, se plantearon 4 fórmulas: Renuncia, que planteaba María Corina; enmienda, referendo y constituyente, pero esta última opción nadie la impulsó en la MUD. Pero desde la sociedad un grupo de ciudadanos, entre los que se encuentran la doctora Blanca Rosa Mármol, el exministro Enrique Colmenares Finol, Luis Manuel Aguana, el exministro Luis Granados, propusieron la convocatoria de una Constituyente originaria, que se les planteó a todos los partidos y a María Corina, y ninguno la apoyó.
El cambio tiene que ser total, por ello la convocatoria debería ser, y en aquel tiempo se propuso constituyente originaria, que con ese poder se nombraba Gobierno y luego Constitución. La propuesta de la sociedad no fue considerada simplemente. Se recogieron posteriormente firmas de validación, pero no quisieron incorporar las de la Constituyente originaria
Hoy no hay nada, más desánimo y un llamado a seguir adelante ¿Cómo? La única manera es darnos una nueva forma de organización que combine de forma paritaria su conformación, que no quede secuestrada por la sociedad, pero tampoco por los partidos; la MUD debe desaparecer y dar paso a esta otra forma de organizarnos y, fundamentalmente, dedicarle tiempo a un asunto importante, sus dirigentes deben ser elegidos, tiempo de elecciones internas, aun cuando tengamos a Maduro respirándonos en el cuello. La única manera de avanzar es recuperando la credibilidad perdida. (Carlos Casanova)