Internacional
Nuevas detenciones en Sri Lanka tras los sangrientos atentados
24 de abril de 2019
La policía de Sri Lanka llevó a cabo este miércoles nuevas detenciones de sospechosos vinculados con los atentados de Pascua, reivindicados por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), que el domingo causaron 360 muertos y están entre los más sangrientos desde el 11 de septiembre de 2011.
La policía local procedió en la noche del martes al miércoles a 18 nuevas detenciones, que vienen a añadirse a los 40 arrestados desde el domingo.
El balance de víctimas volvió a aumentar, de 320 a 359 muertos, y al menos 500 personas resultaron heridas.
Los kamikazes provocaron una carnicería el domingo por la mañana en tres hoteles de lujo y tres iglesias, en plena misa de Pascua, en la capital Colombo y otras ciudades del país. Además, fracasó un proyecto de atentado contra un cuarto hotel de lujo de capital.
Los ataques fueron reivindicados por el grupo Estado Islámico (EI), aunque el gobierno del país apuesta por que el responsable fue un grupo islamista local poco conocido, el National Thowheeth Jama’ath (NTJ), aunque habría contado con ayuda «internacional».
En conferencia de prensa el miércoles por la mañana, el viceministro de Defensa, Ruwan Wijewardene, declaró que los ataques habrían sido cometidos por una «facción disidente» del NTJ, sin más detalles.
Los primeros datos de la investigación revelan que dos hermanos esrilanqueses musulmanes, hijos de un rico comerciante de especias, tuvieron un papel clave en los atentados.
Se hicieron estallar en los hoteles Shangri-La y Cinnamon Grand Hotel, durante el buffet del desayuno. El padre de ambos está entre los detenidos, confirmó este miércoles Wijewardene.
Kamikazes ‘educados’ y de clase media
El EI reivindicó el martes la serie de atentados. Se trata de la operación en el extranjero –exceptuando Siria e Irak– más sangrienta de las reivindicadas por este grupo desde la proclamación en junio de 2014 de su «califato», desmoronado desde marzo pasado tras una serie de ofensivas.
De los ocho lugares donde explotaron el domingo por la mañana las bombas, seis –tres iglesias en Colombo, Negombo y Batticaloa, así como tres hoteles de lujo en Colombo– fueron producto de atentados suicidas.
Los otros dos lugares, en las afueras de Colombo, fueron golpeados por explosiones ulteriores, ya en la tarde del domingo, y podrían ser causadas por sospechosos que se suicidaron para evitar ser detenidos.
El gobierno de esta isla del sur de Asia anunció el miércoles que «nueve kamikazes» en total murieron en el curso de aquella jornada. Ocho de ellos han sido identificados,pero sus nombres no fueron revelados.
«La mayoría» de los kamikazes «están educados y vienen de la clase media o superior (…) con familias estables, lo cual es un factor inquietante» relató Wijewardene.
Algunos de los asaltantes viajaron y estudiaron en el extranjero, agregó. Uno de ellos, había estudiado en Gran Bretaña y efectuó estudios universitarios en Australia, dijo el responsable.
¿Fallo del Estado?
La actitud del Estado esrilanqués, garante de la seguridad, en los días que precedieron el atentado es objeto de crecientes críticas, en un contexto político de lucha por el poder entre el presidente y el primer ministro.
La organización NTJ fue en efecto objeto hace dos semanas de una alerta difundida por la policía, según la cual preparaba atentados suicidas contra iglesias y contra la embajada de India en Colombo.
Pero, según el portavoz del gobierno, esta alerta no fue transmitida al primer ministro Ranil Wickremesinghe. Pero la policía es competencia del presidente Maithripala Sirisena, en abierto conflicto con su jefe de gobierno.
«Hay claramente un fallo de comunicación (…)» dijo el miércoles el viceministro de Defensa Ruwan Wijewardene.
Por su lado, el presidente Sirisena anunció que llevaría a cabo «importantes cambios» en la dirección de las fuerzas de seguridad. AFP