Temìstocles Salazar
Cuando se habla de los «Mártires de Chicago» del famoso Primero de Mayo de 1886, se cree que todos ellos fueron obreros. Fueron ocho los mártires, tres sentenciados a prisión y cinco a la pena de muerte. En esa lista de héroes aparecen invisibilizados los periodistas que participaron en aquellas jornadas gloriosas, trágicas y heroicas. Ellos tuvieron una destacada actuación en las mismas, incitando a los trabajadores a la huelga, a la revancha contra la represión sangrienta de la policía, a la justificación de la lucha de clases allí plasmada, a la defensa de las ideas anarquistas y socialistas y al combate contra la prensa burguesa que atacaba e insultaba a los obreros de Chicago. Mantenían un periódico que respaldaba los intereses del proletariado, el Arbeiter Zeitung, dirigido por el periodista Adolfo Fischer. También eran periodistas Albert Parson, Augusto Spies, y tipógrafo era George Engel. Apenas un proletario (carpintero)fue ahorcado, Louis Ling, además, era el más joven, tenia 22 años. Los restantes cuatro ahorcados fueron trabajadores de la prensa. Por otra parte, de los tres sentenciados a prisión, uno era tipógrafo, Michael Schwab, a cadena perpetua, el otro era Samuel Fielden, obrero textil y a la vez pastor evangélico, a cadena perpetua, y el octavo, Óscar Neebe, era vendedor, a 15 años de cárcel. Por eso, aquel crimen, aquel martirio, aquel veredicto,contra aquellos héroes, en palabras pronunciadas antes de morir por el periodista Adolfo Fischer, fue » un golpe de muerte a la libertad de prensa, a la libertad de pensamiento, a la libertad de la palabra en este país», es decir, Estados Unidos. Eso un epitafio de aquella injusticia.Eran los tiempos que los periodistas fueron considerados como militantes del movimiento obrero, y su sacrificio en función de los trabajadores y de la conquista de las 8 horas de trabajo, no puede ser olvidado. Una lección para muchos periodistas que se han desligado de la suerte de los trabajadores y se han aliado al carro de sus verdugos: los burgueses de cualquier tiempo y lugar. Los mártires de Chicago también fueron periodistas y eso no podrá ser borrado de la historia del Primero de Mayo. (Temìstocles Salazar)