En frecuencia y en duración se han extendido los cortes de electricidad en el estado Táchira, por lo que poco duró la alegría de quienes pensaban que el receso de los apagones de este fin de semana iba a prolongarse los siguientes días.
De acuerdo con el reporte de las comunidades, los cortes de energía se vienen realizando de manera un tanto aleatoria y con varios cortes a lo largo del día, de manera tal que complete las 12 horas diarias; aunque los reportes en redes sociales indican que hay días en que se llega a las 18 horas.
Aunque existe un programa de administración de cargas eléctricas, muy pocos lo consultan ya que no se cumple debidamente: igual como pueden haber días buenos en que de alguna manera la luz puede ser aprovechada para realizar las faenas diarias, y en la noche no quedar tan aburrido a oscuras; hay otros día en que sencillamente las horas en vigilia transcurren sin energía.
Pero hay días peores en que la luz viene y va, por lapsos de horas o inclusos minutos. Esto consterna más a los usuarios pues temen daños en sus aparatos eléctricos, cosa que ha sucedido. Muchos de los afectados por los violentos apagonazos han acudido a la página Patria, en busca de una reposición de sus equipos dañados, que muchos reportan no se ha hecho efectiva.
Si el servicio de energía eléctrica no se va a normalizar, por lo menos la población espera que los apagones se normalicen, de manera tal que los negocios, los hogares, las instituciones asistenciales, las oficinas gubernamentales, los medios de comunicación, y en fin, todo el aparato productivo tachirense sepa a que atenerse, y de alguna manera manejen una crisis que pareciera gustar de los ataques arteros.
De otra parte los que hacen uso de las plantas eléctricas, también han estado limitados por el gasoil y el mantenimiento de las mismas. Un horario de racionamiento más ordenado, les permitiría un control adecuado.
La conservación y preparación de los alimentos han sido una de las actividades caseras más afectadas por los apagones intempestivos. A tal punto que a veces solo toca decidir entre desayunar, almorzar o cenar, o resolver con una “bala fría”.
Freddy Omar Durán