Dos hombres que se movilizaban en una motocicleta, fueron asesinados a tiros por un número impreciso de sujetos armados y desconocidos, que según testigos referenciales, dispararon en al menos 15 oportunidades contra las indefensas víctimas que fallecieron en el mismo lugar del ataque, en municipio Bolívar.
De acuerdo a vecinos de la parte alta de Palotal, donde ocurrió el hecho, fue poco después de las 8 de la noche de este martes, cuando se registró el hecho.
El doble crimennuevamente causó el retorno de la angustia e incertidumbre entre los habitantes de esta parte de la frontera colombo-venezolana, tras unos pocos días de tensa calma que vivieron, en lo que pareció un breve tregua entre los diferentes grupos irregulares que se han declarado la guerra a muerte y pugnan por el control de la zona, tanto en Bolívar como en Ureña, y que la semana pasada dejó como resultado la muerte de varias personas, algunas de ellas, inocentes.
A las víctimas fatales las identificaron como Yeison Daniel Lazzo Machado, de 21 años de edad, quien tenía su residencia en la misma parroquia Palotal y se movilizaba como “parrillero” en la motocicleta que conducía, Edinson Esteven Peña, de 29 años, el cual domiciliaba en el barrio Pinto Salinas, en San Antonio del Táchira.
Los dos fueron sorprendidos en la carrera 5 del barrio José Narciso Moros, por los criminales que a mansalva, dispararon contra ellos, para luego darse a la fuga.
Tras las detonaciones, algunos vecinos esperaron un tiempo prudencial y salieron a la calle cuando percibieron que ya no había peligro, hallando en el pavimento los cadáveres de los dos hombres.
Al mismo tiempo que dieron aviso a las autoridades policiales, alertaron a los familiares de las víctimas, las cuales llegaron prontamente sólo o para comprobar que efectivamente, sus seres queridos habían sido asesinados.
Una comisión de Politáchira se presentó en el sitio, a fin de preservar la escena del crimen, mientras que más tarde arribaron investigadores del Cicpc, que se ocuparon del levantamiento y traslado de los cadáveres a la morgue del Hospital Central de San Cristóbal.
Miriam Bustos