Los mosquitos se encuentran entre ese grupo de insectos más molestos en época estival, y de los que muchas personas no pueden evitar ser blanco fácil de sus picaduras.
Pero el motivo por el que los mosquitos tienen preferencias a la hora de elegir a sus ‘víctimas’ no reside en la sangre de las personas, sino en el dióxido de carbono que exhala cada cuerpo.
«Los mosquitos comienzan a orientarse hacia esos impulsos de dióxido de carbono y continúan volando mientras perciben concentraciones más altas que las que contiene el aire normal», explica a Live Science el entomólogo Joop van Loon, de la Universidad de Wageningen, en los Países Bajos.
La cosa cambia en espacios reducidos: según este experto, los mosquitos tienen en cuenta muchos factores que varían en función de la persona, como la temperatura de la piel, la presencia de vapor de agua y el color.
En este sentido, los científicos creen que la variable más importante que tienen en cuenta estos insectos son los compuestos químicos producidos por las colonias de microbios que viven en nuestra piel.
«Las bacterias convierten las secreciones de nuestras glándulas sudoríparas en compuestos volátiles que viajan a través del aire hasta el sistema olfativo de los mosquitos», añade Van Loon.
De ahí que piquen más a unos que a otros, puesto que esos paquetes de productos químicos incluyen más de 300 compuestos diferentes y varían en función de las personas, de la genética y del entorno, como han demostrado diversos estudios.
Asimismo, la composición de esas colonias microbianas también puede variar con el tiempo en el mismo individuo, especialmente si esa persona está enferma, ha explicado por su parte Jeff Riffell, profesor asociado de Biología en la Universidad de Washington.
A pesar de que las personas no pueden controlar estas variables para evitar que les piquen los mosquitos, Riffell sugiere evitar los colores oscuros: «Los mosquitos adoran el negro», concluye.
Agencias