Regional
A veinte años de la muerte del ilustre músico Onofre Moreno Vargas
25 de junio de 2019
El 22 de junio de 1998 dejaba el plano terrenal el flautista tachirense Onofre Moreno Vargas, quien en vida no solo deleitó a una generación con sus composiciones, sino que a 20 años de su muerte, su música aún se saborea con la misma intensidad.
Fundador de la primera Orquesta Típica Nacional, Moreno Vargas le cantaba al Táchira y a sus paisajes. Enamorado de la música inició estudios en el Colegio Salesiano San Juan Bosco de Cúcuta, lugar en el que estudiaría Teoría y Solfeo, que es el arte de entonar una canción pronunciando las notas y marcando el compás.
Onofre nació en Ureña, en el municipio Pedro María Ureña, el 10 de abril de 1910. A la edad de 25 años contrajo matrimonio con quien estaría hasta el día de su muerte, y con quien procreó doce hijos, seis mujeres y seis hombres, la orquesta completa dirían entre risas. Hijos que guardan de su padre el más bello recuerdo de un hombre sin igual, y de un músico excepcional.
Cuenta una de ellas, Sonia Moreno, cada una de las bonitas experiencias que junto a su padre vivió. Recuerda que era un hombre altamente reconocido, y admirado. Que tenía contacto con presidentes, quienes lo recibían con cordialidad, y que frente a ellos tocaba hasta usando alpargatas.
Por su condición de padre de doce hijos, dice Sonia que a las 4 de la mañana era el momento para escribir y componer. Entre sus creaciones más destacadas se encuentran Romance en Táchira, Bajoaguas del Caroní, Bajo el cielo de coro, Un canto a San Cristóbal, Poemas a la madre y El paso doble postinera.
Su hija recitó entre los muchos recuerdos y anécdotas un Día de la Alimentación en su niñez, tenía que llevar una fruta a la escuela y a su padre se la pidió. Éste le respondió “Lleva una canción: Hoy 18 de diciembre, día de la alimentación, los maestros toman leche junto con la población”.
Su lema fue “no dejar las cosas en el pretérito”, confiesa su hija entre una mirada risueña y un tono de añoranza. Nostalgia de los días más bonitos junto a su padre.
“Murió de tristeza”, admite Sonia, ya que a los 78 años Onofre sufrió una parálisis facial que le impidió seguir tocando el instrumento de sus amores: la flauta.
A San Cristóbal siempre le cantó con el alma, y vibró con el corazón. Fue sencillamente, Onofre Moreno Vargas, un compositor de altura.
Marialice Rangel/Pasante de la ULA