La visita de la expresidenta de Chile, Michelle Bachelet, como cabeza de la Comisión de Derechos Humanos de ONU, ha mostrado al mundo realidades que los medios interesados muestran tergiversándolas de manera interesada. El contexto del país que sufre y padece necesidades, en razón fundamental del tipo de lucha “política” de destrucción que ha desarrollado de manera indiscriminada la oposición venezolana, amarrada a la guía de los mandatos imperiales.
El desprecio de las vías constitucionales para acceder al poder, lanzando por la borda la posibilidad de legislar que el pueblo les otorgó en la elección del 2015 y adelantarse en la aventura guerrerista desde el discurso del primer presidente de la Asamblea Nacional.
Todo esto siguiendo sin análisis de la nueva situación, los planes desarrollados desde el 2014 con las guarimbas que llevaron mucha gente a la muerte y la destrucción de bienes públicos y privados.
La llamada sin sentido a la invasión militar yanqui, la captura cómplice de los depósitos bancarios que están orientados a la inversión social en alimentos y medicinas. La intervención, violando todas las normas del derecho internacional de Citgo y Monómeros del Caribe.
El juego a la destrucción y la entrega de los bienes de Venezuela a los poderes externos. Allí está una violación de los derechos humanos de nuestro pueblo. El contubernio perverso con fines de enriquecimiento de sátrapas internos y los planes de ocupación imperial.
Insistentemente el canciller Arreaza ha llevado la voz de Venezuela a instancias internacionales para que el mundo conozca los efectos devastadores del bloqueo unilateral, ilegal y arbitrario que el Gobierno de Estados Unidos ha impuesto sobre nuestro país. Las medidas de EEUU han tenido consecuencias humanas en vidas y en sufrimiento, especialmente por las sanciones económicas y financieras.
Esa realidad de seguro podrá verse en los análisis que vienen por parte de quienes deben ser objetivos en revisar la situación de los derechos humanos en Venezuela. (Francisco Arias Cárdenas)