Tras 25 años como educador en Bandas, dejo un legado de participación consecuente en Ferias de San Sebastián, San Antonio, Colón, Rubio y La Grita. Ganó en múltiples ocasiones concursos de las bandas de guerra que dirigió.
Su personalidad fue como la de un padre, con mucho carácter pero de corazón noble. Vio a cada uno de sus dirigidos como hijos y organizó eventos en casa, fiestas con concurrencias más de 100 personas. Tenía un tacto humano que lograba encarrilar a sus alumnos por el buen camino. Tanto así, que premiaba a los mejores con la participación en la banda.
Su descendencia transita por la música que este aprendió empíricamente. Su hijo del mismo nombre se radica en Curazao y tiene más de 20 años como artista y actualmente está en la agrupación Curazao Banda Show. También sus nietos se encuentran como percusionistas y trompetistas en orquestas sinfónicas del país.
Hoy, en su 80 aniversario, se le recuerda gratamente por fundar las bandas de guerra en instituciones como Tulio Febres Cordero, Colegio Justo Briceño, Liceo Militar «4 de agosto» y el Santa Rosalía de Palermo de San Cristóbal.