El Cairo, Egipto .AFP | «Como aficionado, estoy privado de todo aquello que hacía que amase al fútbol». Al igual que muchos apasionados del balón en Egipto, Mahmoud Hashem no ve «ninguna justificación para estar entusiasmado» por la Copa de África que tiene lugar en su país hasta el 19 de julio.
La sorprendente eliminación de los ‘Faraones’ a manos de Sudáfrica (1-0) en octavos de final de la CAN es para él sólo el último episodio de unos años de crisis en el fútbol, en los que toda una generación se ha visto privada de la magia del deporte rey.
Sentado en un pequeño café popular en el centro de El Cairo, este ferviente aficionado del Al-Ahly, el gran club de la capital, parece más resignado que triste.
«Estos últimos tiempos, hubo muchos problemas en el mundo (del fútbol) en Egipto que me llevaron a mí y a mucha gente que conozco a interesarse cada vez menos», confesó este joven de 30 años.
Cercos de seguridad en torno a los estadios, fracaso en el Mundial de 2018, desorganización en la liga local, guerra dialéctica entre responsables del fútbol, jugador acusado de acoso sexual reintegrado al equipo… el fútbol egipcio va unido los últimos años a polémicas y tensiones.
Prohibiciones
Desde hace siete años, los partidos locales se juegan ante gradas vacías. Sucesos violentos con muertes en los estadios en 2012 y 2015, llevaron a las autoridades a prohibir a los aficionados la asistencia a los estadios a realizar una severa represión contra los grupos de ultras.
Pero más allá de este círculo cerrado de aficionados fanáticos, es el aficionado medio el que salió más perjudicado.
La prohibición de asistir a los partidos fue a veces suavizada con la autorización para un puñado de aficionados estrictamente controlados.
«Incluso animar, entonar cánticos de apoyo al equipo, lucir camisetas de determinados jugadores está prohibido», lamenta Mahmoud, aludiendo a la leyenda del Al-Ahly y de los ‘Faraones’, Mohamed Aboutrika.
Exiliado a Catar, donde trabaja para beIN Sports, este ídolo del continente está en el punto de mira de las autoridades que le acusan de haber apoyado a la organización política Hermanos Musulmanes.
En los estadios de la CAN, centenares de aficionados rindieron homenaje a Aboutrika y a las víctimas de la violencia entre 2012 y 2015.
Este nostálgico de las grandes horas del fútbol egipcio a principios del milenio -los ‘Faraones’ conquistaron tres CAN consecutivas en 2006, 2008 y 2010- rechaza servir de «instrumento de promoción» en manos de los actuales responsables del fútbol.
«Un fútbol más hermoso»
Hani Abou Rida, presidente de una federación constantemente abucheada por los aficionados, dimitió luego de la precoz eliminación de Egipto de la competición, llevándose consigo a todo su equipo.
La noticia fue del agrado de Shady Habashy, quien ve en esta instancia «la causa directa de todo lo que pasó», incluida «la calidad» de los jugadores, afectada por la falta de organización.
En su gran apartamento de una zona acomodada de la periferia de El Cairo, este aficionado del Al-Ahly presencia los partidos a través de su moderna televisión en la cadena beIN Sports.
Aunque es un apasionado, no trató de hacerse con una Fan ID, que permite la entrada en los estadios de la CAN.
«Estoy contento de que mi país organice un evento así, que tenga una buena imagen, que los extranjeros vengan y puedan entrar fácilmente, pero son los extranjeros, yo, como egipcio, veo las cosas de otra forma, resume este joven de 33 años.
Este padre de una niña de seis meses decidió lanzar su propio canal de YouTube, en el que repasa los grandes momentos del fútbol. Unos videos destinados, dice, a la nueva generación que no conoce el fútbol de antaño, «más hermoso que el que se juega hoy en día».