Washington, Estados Unidos. AFP | Las estadounidenses lograron el domingo su cuarto título de campeonas del mundo de fútbol, un éxito que también es una victoria para las jugadoras lesbianas, que hablaron con orgullo de un tema que sigue siendo tabú en su deporte: su orientación sexual.
«¡Vamos, homosexuales!», exclamó la delantera Megan Rapinoe, elegida el domingo como mejor jugadora y goleadora del Mundial. «No pueden ganar un campeonato sin homosexuales en su equipo, nunca se ha conseguido. Está demostrado científicamente», añadió en tono jocoso.
Las declaraciones de Rapinoe no son sólo una broma con un punto de provocación, según Dawn Ennis, una de las responsables de Outsports, un medio deportivo especializado en el asunto de las minorías sexuales.
Tener a jugadores o jugadoras que asumen su homosexualidad es beneficioso para un equipo, afirma. «Cuando se es uno mismo, cuando se es auténtico, uno es mejor. Y no tener que pensar en el secreto que se quiere esconder te convierte en un mejor deportista».
Las federaciones de fútbol «deben asegurarse de que los jugadores puedan ser ellos mismos. Está en su propio interés, para que no estén preocupados» y puedan centrarse en sus partidos, abunda Ryan Adams, el presidente de la North American Gay Soccer Association, que promueve la inclusión de la comunidad LGTB (lesbianas, gais, transexuales y bisexuales) en el fútbol en Estados Unidos.
Rapinoe no es la única jugadora del equipo estadounidense que habla abiertamente de su homosexualidad. Además de la seleccionadora Jill Ellis, cinco campeonas del mundo son lesbianas, entre ellas Ashlyn Harris y Ali Krieger, que están en pareja y van a casarse pronto.
Las holandesas, que perdieron en la final contra Estados Unidos, también tenían cinco lesbianas en su efectivo.
Según Outsports, unas 40 jugadoras que participaron en la competición recién terminada en Francia son de la comunidad LGTB.
El número «aumenta y seguirá aumentando», prevé Adams. «Les mostraron a otras personas y deportistas que no han salido del armario que pueden ser ellas mismas y jugar con los mejores. Es fantástico en cuanto a visibilidad».
– ¿Dónde están los hombres? –
La edición 2019 del Mundial femenino ha sido la más mediática de la historia del campeonato y ha coincidido con la celebración del mes del Orgullo LGTB en el mundo.
«La gente como yo, que lucha por las mismas cosas que yo, me motiva (…) Así que ser homosexual y sensacional durante la Copa del Mundo en el mes del Orgullo es agradable», declaró Rapinoe.
«Lo maravilloso es que esas mujeres que salieron del armario no sólo lo han hecho, ¡sino que además están orgullosas y son fuertes! Asumen plenamente su identidad y su orientación», opina Ennis.
¿Está preparada la sociedad estadounidense para aceptar totalmente a las jugadoras homosexuales? Adams piensa que ese cambio está en marcha, aunque los estereotipos persisten.
«En Estados Unidos uno siempre piensa, por desgracia, que las deportistas muy buenas son lesbianas. Es falso e injusto», lamenta.
Para los hombres la situación es diferente, como demuestran a menudo los comentarios en las redes sociales, los cánticos en los estadios o las reacciones indignadas cuando jugadores como Antoine Griezmann están en portada de revistas como la francesa «Têtu», dedicada a la comunidad homosexual.
«Para los hombres que se presentan como homosexuales, siempre existe la idea de que se es más débil y menos masculino», lamenta Adams.
«Sabemos que hay deportistas homosexuales o bisexuales, pero hay un doble rasero» respecto a las mujeres, confirma Ennis.
El número de futbolistas profesionales que salieron del armario es escaso, y ninguno de ellos participó en el Mundial del año pasado en Rusia.